He tenido la inmensa suerte de encontrarme varias veces, en mis poca experiencia como profesora de secundaria, con grupos que tenían en conjunto un nivel de partida alto, y desde luego, superior al que les suponía el libro de texto escogido por el departamento. Esto nos pasa a todos de vez en cuando: tenemos unos alumnos que en conjunto, trabajan muy bien, y el material que tenemos se nos queda pequeño.
Viéndome pillada con un libro demasiado fácil, hay varias opciones. Podemos seguir tal como estamos con el riesgo de que la clase se nos aburra. Podemos sacar materiales de otros libros (no necesariamente mediante fotocopia) del mismo nivel y mayor dificultad. Podemos «complicarnos la vida» con tareas más prácticas, más flexibles, o colaborativas que las del libro que estemos usando. He recurrido a varias de estas técnicas dependiendo del grupo y del momento; incluso he hecho algo sencillísimo que ha sido condensar las partes más teóricas, y quitar una hora de lecciones a la semana para que en ese tiempo los alumnos leyeran o jugaran. En fin, pequeños trucos modestos en su mayoría.
Algo que me he encontrado más de una vez por parte de compañeros de varias materias, sin embargo, es que el recurso número uno cuando una clase tiene más nivel del esperado es pasar a materiales del curso inmediatamente superior. Aquí la gran estrella es preparar Selectividad en 1º de Bachillerato, pero se da en la ESO también. Y me parece tristísimo, porque necesitamos el mismo esfuerzo para buscar un material pensado para «4º de la ESO difícil» que para 1º de Bachillerato, así que más que señal de pereza me parece muestra de un pensamiento cuadriculado en el que lo único que importa es preparar a los alumnos para el curso siguiente o para Selectividad.
Muchas veces tenemos que decir muletillas del tipo de «¡esto no es séptimo de primaria!», «¡esto no es quinto de la ESO!». Si queremos ser fieles a esa idea y dar a cada etapa lo suyo, debemos aplicárnoslo también con los alumnos un poco más avanzados.