Esto es lo que nos ofrecía la descripción del taller de Queralah, una bailarina de Alicante:
Aprende parte de estupendas combinaciones elegantes de Keralah, típicas de su estilo. Descaradas, divertidas, incluso algo picantes, estas combinaciones las podrás usar para darle a tu estilo un toque cómico.
Te moverás entre movimientos serpenteantes y suaves a movimientos secos y aislados. Esta combinación de elementos darán una dinámica a tu danza – escucha la música y dale lo que necesita. Crearemos parte de una coreografía envuelta de azucar y glamour.
Como he dicho ya todas las veces que me he referido a los talleres-exprés de Tribalillas antes de Navidad, es un plan ambicioso para desarrollar en una hora, aparte de que en aquel momento yo estaba lesionada (ouch, mi cadera) y no le estaba poniendo todas las ganas que le habría echado sin dolores o a otra hora. En fin, volviendo a la descripción del taller:
¿Aprendimos secuencias características del estilo de Queralah, algo más de simples combinaciones de movimientos? Es la bailarina de tribal con más fluidez y naturalidad que he conocido, eso es cierto. Combina una mayoría de movimientos orientales de toda la vida con una expresividad pícara y burlesque. Es como si se hubiera inventado el tribalesque desde cero sin pasar por las mismas rutas que las demás.
¿Aprendimos algo que podamos incorporar a nuestro propio estilo? Si no tenemos en cuenta la música, que fue una novedad divertida e interesante, la verdad es que no. No daba tiempo. Estoy convencida de que un fin de semana entero con Queralah convertiría a cualquiera en una sutil y picarona Campanilla, pero en el tercer turno de unos minitalleres es poco lo que se puede hacer.
¿Creamos parte de una coreografía con mucho azúcar y glamour? Síííiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. La canción era Lady Marmalade en versión de Max Raabe, un cantante alemán especializado en dar un aire de cantante jazz-años-30 a cualquier cosa, aunque también (creo) que canta en serio canciones alemanas de esa época. Buscadla por ahí. Esta coreografía tenía una gran originalidad, puesto que yo nunca había visto un compás de 3/4 usado en oriental (ni tribal ni Bollywood ni derivados). Nos dio tiempo a ver unas cinco secuencias, que completaban un poquito menos de dos minutos.
Por la noche, en la gala, bailó una versión que si no era de Max raabe era de alguien muy parecido, de «Kiss» de Prince, precedida por una canción muy antigua, maravillosamente romántica y soñadora, en versión de Louis Armstrong, Give me a kiss to build a dream on. La propia Keralah me dijo después que primero pensó en la de Prince, y después quiso buscar algo más lento y romántico como introducción. Un gran acierto muy elegante.
Si tuviera que escoger para repetir con sólo una de las tribaleras de la mañana, probablemente me quedaría con ésta porque la verdad es que su estilo fluido y elegante me parece el más compatible con el oriental, y el punto coqueto es muy fácil de asociar a muchos estilos orientales además de al burlesque.