Dicen por ahí que la repetición no sirve para nada, que los alumnos que no se enteraron la primera vez tapoco se enteran la segunda si se les enseña justo de la misma manera. Yo no sé suficiente pedagogía ni le he dado clase dos veces al mismo repetidorsuficientes veces como para saber si es verdad, pero creo que se escapa un detalle. La cosa ha ido cambiando, pero lo que ocurre ahora con la repetición es esto:
Primaria: se puede repetir un solo curso, una sola vez, con el consentimiento de los padres.
ESO: se puede repetir dos cursos, una sola vez por curso. Teóricamente no es posible matricularse con 18 años, pero el centro puede hacer excepciones.
En los 80, se podía repetir sin límite un máximo de dos veces por curso, pero con el límite de los 16 años. Es decir, ahora se puede repetir 2 o 3 veces en 10 años de obligatoria (6 + 4) y antes se podía repetir 2 o 3 veces en 8 años de obligatoria.
En la ESO, se repite a partir de tres suspensos, da igual en qué materias.
Y con la repetición se consiguen tres cosas:
1. Que al enseñar las cosas una segunda vez, el alumno las aprenda. Discutible.
2. Que el alumno se entere por primera vez de cosas a las que no estaba prestando atención la primera vez, por ejemplo porque no estaba en clase (enfermedad, problemas personales). o por otro motivo. Yo conservaría en cualquier caso la repetición por absentismo.
3. Lo que nadie quiere decir: como estímulo negativo al estudio. Los alumnos que estudian para no repetir. Es un estímulo muy pobre, cierto, pero a veces es el que hay. Y algo que sí me he encontrado en Bachillerato es alumnos que abandonan una materia con idea de pasar curso con pocas pendientes, y superarlas con un profesor distinto al que les ha tocado este año. Mientras tanto, en clase procuran boicotear. Un alumno que no quiere estudiar es un reto; un alumno que no quiere estudiar y que no va a repetir es dos retos en uno. Es triste pero es la realidad.
Verdades feas aparte, a mí me gustaría un sistema en el que la repetición fuera optativa (menos en el caso del absentismo) y que hubiera un par de horas semanales de «tutoría de pendientes». Los alumnos sin asignaturas pendientes tendrían un rato de estudio, lectura libre, o actividades deportivas. Y los demás, refuerzo de lo suspendido el año anterior. Y la perfección sería hacerlo en las horas que ahora se dedican a religión. Por soñar…