Empezaré por lo que más presente tengo: cómo fue mi educación clásica en lenguas extranjeras.En aquel momento, eso suponía un solo idioma, jamás dos, y en mi caso, ese idioma fue el inglés.
En el primer curso de formación del profesorado que hice después de obtener mi plaza, un ponente dijo algo positivo sobre los niños, no recuerdo qué. Yo levanté la mano y dije, dándole la razón en parte, «mis alumnos más que yo a su edad». Se levantó un murmullo bastante alto, que al ponente le costó silenciar. Mis compañeros no me creían. Debieron tener una educación muy diferente de la mía.
Con el inglés se empezaba a los 10 u 11 años. A menos que practiquemos la enseñanza bilingüe, no me parece mala edad, aunque no quiero hablar de ese tema ahora, sino de cómo tuvo lugar esa enseñanza. Puede que mi caso sea extremo.
El maestro llegaba a la clase y se sentaba. Corregía oralmente los ejercicios del día anterior. Ponía más. A estas alturas quedaban unos 40 minutos de clase, que podíamos pasar haciendo los ejercicios, o no. El maestro no hacía absolutamente nada si nosotros no trabajábamos. Y así, dos años.
Hubo un ligero cambio en octavo de EGB (el actual 2º de ESO). Durante parte del curso, nos dedicamos a estudiar el sistema verbal inglés en función de la conjugación española. Es decir, llamábamos a las formas verbales inglesas por los nombres que tienen las traducciones españolas más cercanas. El «pretérito perfecto simple», «pretérito perfecto compuesto», etc. Cualquiera que conozca los dos idiomas entenderá que esto es un disparate. No aprendimos para qué servía cada uno ni tampoco los que no se corresponden a un tiempo verbal español (por ejemplo, los modales o los verbos irregulares). También hicimos largas listas de vocabulario con la ayuda del diccionario, completamente fuera de cualquier contexto.
En el Bachillerato tuve cinco profesores diferentes: una profesora distinta cada año, y un sustituto de una de ellas. Conozco profesores de inglés de secundaria que se quejan de que los manuales comiencen siempre por lo más elemental; parecen haber olvidado que entonces, en 1º de BUP se empezaba desde cero. No es que se empezara por la gramática más básica en contextos más complejos que antes, no: se empezara desde cero-cero. Otra cuestión de memoria selectiva es que muchos profesores de inglés se lamentan porque nuestros alumnos saben menos gramática que nosotros a su edad. Hoy día, los dos aspectos gramaticales más complejos que se tratan en Bachillerato son el estilo indirecto y la voz pasiva. Bien, mi clase recibió su primera explicación elemental de la voz pasiva en 3º de BUP (equivalente al actual 1º de Bachillerato) y del estilo indirecto, muy de prisa y corriendo al año siguiente, a las puertas de Selectividad.
La memoria me puede fallar, pero yo no recuerdo ejercicios de comprensión lectora antes de COU (actual 2º de Bachillerato). Los exámenes eran 100% escritura y gramática.
En ninguno de los dos centros donde estudié había laboratorio de idiomas ni aula de audiovisuales, aunque se utilizaba el salón de actos o el comedor para alguna proyección puntual. El primer radiocassette entró en clase en COU, al igual que la única canción que escuché en una clase (gracias, Lidia). Las profesoras de 2º de BUP y de COU hablaban habitualmente en inglés.
No puedo decir hasta qué punto era posible aprender idiomas de este modo porque se me daba bien y fui intermitentemente a academias privadas. Inglés siempre era una asignatura en la que se asumía que un par de personas estudiaban en academias y sacarían sobresalientes, y que todas las demás hacían un paripé bastante parecido al trabajo en clase de latín o griego.
Así que por lo general, sí que me parece que en la ESO mis alumnos saben más inglés que yo a su edad.

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