Utilizo este sistema un mínimo de un día a la semana desde hace tres trimestres. Cada vez le he ido introduciendo cambios y me gusta la forma en la que trabajamos ahora.
La idea es así: primero, con el mayor cuidado posible, creamos grupos, procurando que unan a personas de distintas habilidades. Y un día a la semana pueden trabajar en lo que deseen, siempre que se trate de nuestra asignatura. Es una manera ideal para grupos que necesitan una dosis pequeña de ejercicios repetitivos, de machaque; en nuestro caso, gramática inglesa. Así trabajan mucho más rápido y se aclaran las dudas entre todos. También sirve para justo lo contrario: proyectos creativos e imaginativos.
Uno o dos ejemplos en acción:
Una clase de 4º de ESO. En el sentido de las agujas de reloj: el grupo de arriba, con 6 miembros, había decidido otro día que va a hacer un proyecto, un trabajo de investigación. Este día decidieron que el resultado será un póster, y que dividirían ciertas secciones para trabajar por parejas. Más allá de la mochila verde y fuera del cuadro había una chica que se negaba a trabajar (desde que se hizo la foto ha cambiado de idea). Tenía un problema personal grave y tres personas de dos grupos diferentes interrumpieron brevemente su actividad para animarla un poco. Les dejé hacerlo porque estas pausas cortas no estropearon la dinámica de trabajo de los dos grupitos. El equipo de abajo estaba repasando vocabulario de cursos anteriores con la ayuda de un solo libro de texto para cuatro personas, con una competición a base de puntos creada por ellos mismos. El grupo que está sólo parcialmente en la foto (chico de la camiseta rosa) estaba trabajando a toda máquina en hacer ejercicios machacones de gramática. Las chicas del centro hicieron un ejercicio de vocabulario variado que ni se había dado en clase ni va a caer pronto en un examen; más tarde, dos de ellas consiguieron que otra comprendiera por primera vez en su vida un punto de gramática bastante elemental, pero que siempre se le había resistido.
Chiquitines de primero de ESO muy concentrados en comprobar cuántas palabras del mismo campo semántico conocían entre todo. La actividad era muy fácil y podríamos haberla hecho en conjunto en la pizarra, pero era la primera sesión de trabajo conjunta y les encargué deliberadamente unatarea muy sencilla. La semana siguiente hubo algunos cambios en la composición de los grupos al verse quiénes trabajaban bien o mal juntos.
Ahora mismo, los alumnos de 2º y 4º trabajan en lo que quieren, aunque en los 5 primeros minutos de clase, si no se han decidido les pongo una tarea yo. A los de 1º les doy a escoger entre un número limitado de tareas posibles, de momento casi siempre del libro.
Cinco grupos es mi límite. Cuatro es mejor, hay menos ruido y es más fácil comprobar que están trabajando en lo que dicen que van a trabajar. Seis es un caos. Del cumplimiento semanal de la tarea encomendada sale el 10% de la nota final y los únicos criterios son la compenetración del equipo y el aprovechamiento del tiempo. Es decir, si medio equipo trabaja y el otro medio pierde el tiempo, esa semana no hay puntos para el equipo por mucho que protesten.
Este sistema requiere supervisar a los alumnos de muy cerca algunas sesiones. Con algunos grupos hay que recordarles que de ello depende parte de la nota, tomar alguna medida con gente que se pasea por la clase o insatisfechos que tras un par de semanas quieren cambiar de equipo… pero cuando todos se acostumbran al nuevo método, aprenden y se divierten. Es la mejor manera que conozco de utilizar el libro de texto.