En primavera ocurrió algo que iba a modificar drásticamente mi manera de dar clase: la Junta de Andalucía, que había renovado ese curso los libros de 1º y 3, iba a renovar gratuitamente 2º, pero no 4º. Eso quería decir que mis alumnos habían utilizado un libro malo y fácil durante dos años, uno mucho más difícil en 3º, y en 4º volverían a aquél tan malo que no había gustado a nadie. Además, conmigo habían dedicado alrededor de la mitad del tiempo de clase a salirnos del libro sin salirnos del temario. Así que pensé: paso del libro.
Hay cosas que no hay más remedio que hacer, así que empezamos por lo peor: la gramática. La que tocaba en el primer trimestre la revisamos a base de pizarra y diálogo socrático, en inglés mezclado con español. Un día en semana trabajaban solos con el método de los grupitos explicado aquí. La gramática prevista para todo el trimestre se liquidó en un poco más de un mes, alargado por cuestiones administrativas como darles a conocer un nuevo sistema de evaluación, y cosas así. Después de esto, hicimos una serie de tareas:
– Repasar vocabulario para describir personas y aprender caracterización, con un capítulo de Buffy Cazavampiros.
– Leer un cuento infantil de Neil Gaiman sin adaptar.
– Escuchar una canción de la banda sonora de Rent.
– Ver muchísimo vocabulario para hablar de los sentimientos y los estados de ánimo.
-Trabajar el vocabulario de los sentidos, las partes del cuerpo, y los verbos y adjetivos que les tocan más directamente (en plan gusto-saborear-lengua-dulce)
En primero y en segundo, desgraciadamente no tenía suficiente tiempo para no depender nunca del libro, aunque no me importaba tanto porque algunos textos de lectura del libro sí eran un buen punto de partida para hacer un trabajo interesante. El método funcionó bien, en conjunto, y seguiré perfeccionándolo.