A continuación, mi traducción de este magnífico post. Quise ordenarla temáticamente, pero al final la dejé tal como estaba. Me ha hecho recordar discriminaciones concretas que he sufrido, sí, pero también me he sentido aludida. Un texto largo y fácil de comprender, difícil de digerir, para pensar y releer.
El privilegio dice que sólo escucharé a los oprimidos si dan soluciones prácticas a los problemas que describen.
El privilegio dice que aprendas mi idioma, mis costumbres, y mi manera de rezar. Así podremos disfrutar de estar unidos.
El privilegio dice que todos los problemas se resolverían si todo el mundo fuera como yo.
El privilegio dice que me puedo vestir como un pordiosero y que me califiquen de “único”, “transgresor” o “no materialista”, y no de “mendigo”.
El privilegio dice que sólo escucharé a los oprimidos si se comunican de una forma que me resulte fácil de entender.
El privilegio dice que yo no tengo una identidad cultural.
El privilegio dice que debería venir gente más diversa a mi iglesia, a mi terreno, a donde yo estoy a gusto.
El privilegio dice que todo lo que tengo, me lo he ganado.
El privilegio dice que las características de Jesucristo que son más evidentes en mi cultura son las más importantes.
El privilegio dice que ¿por qué los oprimidos están siempre hablando de su opresión? ¿es que no podemos llevarnos bien y ya está?
El privilegio dice que tu perspectiva está contaminada por tu cultura (o por tu identidad, si lo dices así). La mía no, es la verdad objetiva.
El privilegio dice que sólo escucharé a los oprimidos si describen sus experiencias negativas con mucha esperanza y me dejan sintiéndome súper lleno de esperanza.
El privilegio dice que los oprimidos me discriminan.
El privilegio dice que escucharé a los oprimidos si vienen a mis encuentros profesionales. No creo que se arriesguen a ser marginados si lo hacen.
El privilegio dice que sólo escucharé a los oprimidos si tienen el tipo de currículum que valoro.
El privilegio dice que sólo voy a escuchar a los oprimidos que me escuchen a mí.
El privilegio dice que quienes no están de acuerdo conmigo, están enfadados.
El privilegio dice que puedo ir a una iglesia que me acepte a mí y a mi familia.
El privilegio dice que yo escucharía a los oprimidos, pero es que ellos lo ven todo desde el punto de vista único de su cultura, y yo veo toda la cuestión globalmente.
El privilegio dice que tendré amigos oprimidos, siempre y cuando jamás me digan que soy el opresor.
El privilegio dice que tu opinión es importante, pero no tanto como la mía.
El privilegio dice que mi cultura tiene más cualidades cristianas y que eso es natural.
El privilegio dice que sólo escucharé a los oprimidos si hablan con calma (y qué es la calma lo defino yo).
El privilegio dice que vamos a organizar un encuentro y que luego añadimos a gente más diversa para dar un toque de color.
El privilegio dice que tener tanta gente distinta por aquí es incómodo. Me voy.
El privilegio dice que la historia que cuenta esta persona oprimida es deprimente. ¿No puede ser más optimista y agradecida?
El privilegio dice que claro que seguiría a un líder negro, o pobre, o mujer. Simplemente no ha ocurrido todavía.
El privilegio dice que merezco reconocimiento por mi amistad con gente oprimida.
El privilegio dice que yo, la raza de la gente ni la noto.
El privilegio dice que sólo escucharé a los oprimidos si afirman, repetidamente, que soy buena persona, distinto de los demás opresores.
El privilegio dice que todos tenemos igualdad de oportunidades.
El privilegio dice que yo no tengo una identidad cultural, pero la gente que es distinta de mí, sí.
El privilegio dice que yo no tengo privilegios.
Thank you for translating this, Eugenia! I’m passing it around on my networks 🙂
My pleasure 🙂 It’s an excellent text.