Al principio, mis haikus eran todos retratos de personas (y ahora puedo decirlo, bastante malos). Más adelante empezaron a ser sobre sentimientos. Llevaba escritos cosa de 30 o 40 haikus a lo largo de más o menos un año cuando empecé a describir, de vez en cuando, las cosas que me rodeaban.
Ahora vivo en un barrio con mucha animación. Siempre hay gente en la calle. Mucho material para cualquiera con un mínimo interés en el costumbrismo. Creo que el haiku se da bien a esas viñetas. Y esta es una selección de lo que he escrito sobre mi barrio.
Niños discuten.
Gorrioncillos ruidosos
en la placita.
Cafetería.
Abuelas desayunan,
libres al fin.
Ropa tendida.
A lo lejos se oye un trueno,
maldiciones cerca.
Bajo la lluvia
rebusca en la basura
el gitanillo.
¿Lengua de signos?
No, el corro de vecinas
se escandaliza.
Ellos al fútbol
ellas con muñequitas
la estatua mira.
Niños en bici,
Niñas sobre patines.
Mirar furtivo.
Fachada oeste
Las sillas a la calle
Tarde de barrio
Por alegrías.
Patio de vecinas
media mañana.
Abuelo fuma
el niño con chupete
niña con chicle
Entre jazmines,
murmurando a la sombra
«y ella me dijo…»

A la luz rosa
mujer del moño alto
chilla a los niños.

Coche amarillo
muchachito rapado
que lo contempla.
Terraza del bar
«no tengo nada que decir»
pero lo dice.
Hierve el puchero
Se oyen las lavadoras
de mis vecinas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *