Andrea Dworkin escribió esto en Right Wing Women:
“Thou shalt not lie with mankind, as with womankind: it is abomination.’ (Leviticus 18:22). That means simply that it is foul to do to other men what men habitually, proudly, manfully do to women: use them as inanimate, empty, concave things; fuck them into submission; subordinate them through sex.”
«No yacerás con un hombre como se hace con una mujer: es una abominación» (Levítico 18:22) Eso significa simplemente que es asqueroso hacerles a otros hombres lo que los hombres habitualmente, orgullosamente, con hombría, le hacen a las mujeres: usarlas como objetos inanimados, vacíos, cóncavos. Follárselas hasta la sumisión. Subordinarlas mediante el sexo.
Aquí tenemos a la misma autora en Intercourse:
“How can anyone love someone who is less than a full person, unless love itself is domination per se?”
«¿Cómo amar a alguien que es menos que una persona de pleno derecho, a menos que el amor sea en sí mismo dominación?»
Y para terminar: también Dworkin, en un discurso, 1974.
“A commitment to sexual equality with men is a commitment to becoming the rich instead of the poor, the rapist instead of the raped, the murderer instead of the murdered.”
«Un compromiso con la igualdad sexual entre hombres y mujeres es comprometernos con llegar a ser ricas y no pobres, violar y no ser violadas, asesinar y no ser asesinadas».
Puede parecer muy exagerado, muy radical. Decir que el sexo, así en general, particularment el sexo entre los desiguales, es siempre una expresión de violencia y dar a entender eso no tiene remedio es una cosa muy antigua en estos tiempos «sex-positive». Pero el uso diario de la lengua, si no la práctica real, deja muy clara una cosa en la que la más radical de las radicales tenía toda la razón. El sexo es humillar, y follar, transitivo.
Sólo si el sexo significa perder, derrotar, humillar, se entiende la equiparación del sexo con examinarse.
El sexo se parece a perder en un juego:
Y cómo no, es inevitable, perder en un deporte de equipo también es que te follen. Transitivo siempre. Follar, diría yo, es lo que haces CON el compañero, no AL contrario. Pero el lenguaje lo han hecho los hombres, y para ellos, el sexo es agredir.
Hay ejemplos creativos, originales, de esto. Por ejemplo: el verso «follarse a las pijas es follarse a la derecha» (muy al final del vídeo).
Aquí la letra entera.
Las mujeres han intentado apropiarse del concepto del sexo como humillación. Este ejemplo es clásico (gracias a @ilse0001 por cortar y subtitular)
La película «La Teniente O’Neill», de la que sale el clip, cuenta la historia de una mujer en un proceso de masculinización completa, en la que esta escena es una apoteosis, una celebración. La mujer puede humillar a un superior jerárquico mediante una alusión sexual porque ya está plenamente masculinizada; sus compañeros de rango celebran qu es una de los suyos.
Veamos casos un poco más del día a día. Mujeres usando la misma idea para insultar. El sexo oral como humillación.
Ante este tema, creo que la apropiación no sirve como respuesta. No quiero una equivalencia entre el sexo y la humillación, venga de donde venga, porque siempre podrá volverse contra mí. Entiendo, y a veces comparto, respuestas agresivas. No creo que la agresividad sea exclusiva del patriarcado; los animales pueden ser agresivos. Pero con el lenguaje del sexo como humillación no veo más solución que el rechazo. No quiero y no lo tolero. No voy a compartir las armas de mi enemigo.
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