De vez en cuando, nos dicen que España ocupa el lugar número 12, o 20, o algo así, en una clasificación de los países según su grado de desigualdad entre hombres y mujeres. Se trata de un informe que realiza cada año el Foro Económico Mundial.
Esta institución se considera a sí misma una «asociación sin ánimo de lucro», lo cual puede hacernos pensar que tiene algún noble propósito para el desarrollo internacional. No es el concepto que usamos coloquialmente de ONG: en realidad se trata de una asociación de grandes empresas, o de empresas más pequeñas que destaquen en su sector o en su región. Aquí se puede ver una lista de miembros: Audi, Coca-Cola, DuPont, Yahoo!, vamos, lo mejor de cada casa. El Foro sostiene que su objetivo es mejorar el mundo, realizando informes y «fomentando el diálogo», y organizando reuniones en las que «expertos» van a comunicar a los líderes mundiales soluciones para resolver problemas. Resumiendo: organizan encuentros entre políticos y empresarios, con el objetivo de que el mundo en el que vivimos no cambie en un ápice en lo fundamental. Resumiendo más aún: son un lobby muy bien organizado aunque con unos intereses muy divergentes: ¿qué pueden tener en común Nestlé y Fujitsu? Si queréis sacar conclusiones propias, aquí está la declaración de intenciones.
Desde 2006, este Foro (WEF en sus siglas en inglés) realiza un informe sobre la desigualdad entre hombres y mujeres. España acaba de pasar del puesto 11 en 2010 al 30, lo que puede sonar preocupante. En realidad, el salto más grande se produjo entre 2011 (puesto 12) a 2012 (puesto 26). Veamos porqué. Estos son los factores que se miden:
- Participación económica e igualdad de oportunidades.
- Participación: una comparación de la ocupación de hombres y mujeres. Más mujeres trabajando, menos desigualdad.
- Desigualdad en los ingresos: una ponderación entre los ingresos mediso de hombres y mujeres independientemente de a qué se dediquen, y de la desigualdad salarial en el mismo puesto de trabajo.
- Brecha de poder: la proporción entre hombres y mujeres entre legisladores, altos cargos, y directivos.
2. Logros educativos.
- Grado educativo logrado por las mujeres comparadas con los hombres, en educación primaria, secundaria y superior.
- Tasa de alfabetización femenina comparada con la masculina.
3. Salud y supervivencia.
- Proporción entre los sexos al nacer. Esto busca detectar el aborto selectivo de fetos hembra y el asesinato de niñas recién nacidas.
-
Diferencia entre la esperanza de vida de hombres y mujeres.
4. Poder político.
- Qué proporción de ministerios los ocupan mujeres.
- Qué proporción de parlamentarios son mujeres.
- Ratio de los años ocupados por hombres y por mujeres como presidente o primer ministro en los últimos 50 años.
Se pueden observar aquí algunas cosas. En primer lugar, el fuerte peso que tiene que haya mujeres gobernando. También, el poder económico de las mujeres. Y también, que sólo se observan datos en los que se puede comparar fácilmente un dato femenino con uno masculino, y la falta de interés para el WEF de lo que llamamos en sentido amplio «conciliación de la vida laboral y familiar». Acceso fácil al aborto legal, existencia o no de una baja maternal, son cuestiones que a esta organización no interesan. Puede verse en ello dos cuestiones. La primera, que «gender gap» o «desigualdad de género» la definen como en qué son diferentes hombres y mujeres cuando se puede comparar exactamente el mismo valor. Los hombres no se quedan embarazados, así que todo parámetro relacionado con un aspecto tan decisivo para la vida de la mujer queda fuera.
La segunda cuestión es que el informe probablemente sirve como herramienta eficaz para que una empresa sepa la probabilidad de que sus usuarios, clientes, empleados, ejecutivos, y legisladores a los que hacer lobby sean mujeres. Esto permite, imagino, decidir dónde quieres poner una fábrica, utilizar la disparidad salarial a tu favor, entender dónde no es probable que las mujeres tengan poder adquisitivo para adquirir tus productos, etc. Es un medidor aceptable de la relaciones mujeres-empresa.
El puesto de España se desglosa así: si convertimos la igualdad entre hombres y mujeres en un 1, en España sería del 0,7266. Participación económica: puesto 76, proporción 0,6521. Educación, puesto 40, teniendo en cuenta que 25 países empatan en primera posición,0,9971. Salud y supervivencia, puesto 75, otro caso con muchos empates, proporción del 0,973 y finalmente, poder político, puesto 27, proporción 0,2841.
De aquí se puede deducir: que aunque las mujeres españolas están logrando una educación cada vez mejor, eso no se convierte en ventajas laborales ni salariales, comparadas con las de otros países. Los países que tienen un nivel económico y una cultura comparables, y mayor desigualdad en ingresos, son Italia (puesto 97), Grecia (puesto 75) y Malta (108). Ya fuera de nuestro entorno cultural, Japón (104) Corea (118) Omán (123) y Arabia Saudí (134). Peor desigualdad estudios/ingresos que en España, siempre en países en nuestro grupo por renta per cápita, se halla en Eslovaquia (86/1), República Checa (95/1) Emiratos Árabes Unidos (122/1) y Kuwait (115/57).
Eso no son indicadores de la posición absoluta de las mujeres, repito, sino de su posición de desigualdad respecto a los hombres. Es decir: España es el tercer país de Europa, después de Eslovaquia y la República Checa, con mayor desigualdad salarial a pesar del buen nivel de estudios. Y también somos el sexto país de Europa, y el octavo país rico y democrático, con mayor desigualdad salarial del mundo, sin tener en cuenta el aspecto de los estudios.
Entrando al análisis de algunos de los factores: Aquí tenéis una bonita captura de la página 340 del informe: Analicemos punto por punto: Descartemos salud y supervivencia. La tasa de esperanza de vida es buena y la ratio de sexos al nacer podemos atribuirla al azar (dudo mucho que en España se practique el aborto selectivo, al menos de manera significativa).
Yendo al principio, a participación económica, observamos un buen dato: hay paridad en lo que el informe llama «professional and technical workers», es decir, profesionales, y personal altamente cualificado. No es del todo mala la proporción respecto a la población activa: 0.82. Los problemas nos los encontramos en: desigualdad salarial ante el mismo trabajo, 0,54. Ingresos respecto a los hombres, 0,59 y altos cargos, 0,48. Es decir: las mujeres llegamos a profesionales y a trabajadoras cualificadas, pero no a altos cargos, y ganamos alrededor de un 60% de lo que ganan los hombres. Es, creo, el peor dato de todos en lo que afecta al día a día de más mujeres.
En educación, si algo falla es que la alfabetización es muy ligeramente menor en las mujeres que en los hombres. Resulta preocupante que los hombres estudien menos en la universidad que ellas.
Por último, en poder político: el PP, que ahora tiene mayoría absoluta, tiene como política de igualdad abierta y declarada no utilizar cuotas de representatividad, lo que se traduce en que la representación de las mujeres es inferior a la de los hombres aunque sin desaparecer. También está la cuestión de que en España, el jefe del ejecutivo nunca ha sido una mujer.
Resumiendo: Aunque el WEF no incluya algunos indicadores de igualdad y de bienestar que serían muy útiles, como los relacionados con la salud sexual y reproductiva, parece más bien un indicador de hasta qué punto es probable que las mujeres estén en la misma situación económica que los hombres de su misma clase social (esa es otra cuestión: aquí no se miden indicadores de desarrollo, sólo comparaciones hombre/mujer). Sería deseable incorporar estos factores sociales a un índice más
Respecto a España, si nos atenemos estrictamente a este índice, estamos en una posición relativamente buena, aunque nuestro mercado laboral es abismalmente injusto.
Una nota en 2016: Cuando hice este post no me fijé en la gran diferencia entre el factor «Participación política», que en España es alto (puesto 26), y el de «Participación económica» que está en la zona media de la tabla (puesto 67). Algunas consideraciones con los datos de 2015: España es un país con muchas mujeres ricas en el poder, y con mujeres mucho más pobres que los hombres. En España, a la mujer media le afecta bastante poco el poder político de las burguesas. Los países con más participación política y más desigualdad económica que España en 2015 son: Nicaragua, Bolivia, Cuba, Argentina y Costa Rica en América; Cabo Verde y Sudáfrica, en África. India y Bangladesh, en Asia. Italia es el único país europeo y con una economía comparable a la nuestra en el que el poder político de las burguesas no se corresponde con una mejora de las condiciones de vida del resto de las mujeres.
Los países con alta participación política y también en los factores más sociales son: los escandinavos, Irlanda, Eslovenia, Suiza, Alemania, Holanda, Filipinas y Nueva Zelanda.
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