Un lugar común bastante frecuente entre quienes saben poco sobre violencia de género es que las maltratadas que consiguen librarse de su agresor pueden caer en otra relación destructiva, ya sea porque ellas eran así de antes, con tendencia a sentirse atraídas por hombres que las agreden, o porque el resultado del maltrato es dejarte «tocada» para siempre y vas a caer en los mismos errores.
El primero de estos argumentos es fácil de desmontar. «Las mujeres maltratadas tienen, de antemano, una concepción de las relaciones humanas que las hace caer bajo el control de maltratadores». El problema es que sufrir maltrato, abusos, o acoso, tiene efectos sobre la personalidad, a corto, medio y largo plazo. Se ha definido «el síndrome de la mujer maltratada», con rasgos que son, fundamentalmente, los de la indefensión adquirida. Por ello, cualquier estudio a posteriori sobre qué tienen en común las víctimas, nunca va a servir para saber qué provocó que llegaran a serlo. Si realmente quisiéramos contestar a esa pregunta, tendríamos que tomar a personas que nunca hayan sido víctimas de maltrato infantil, acoso escolar, ni ninguna clase de violencia sistemática, hacerles una batería de tests, y volver a preguntar dentro de unos años, para ver si han acabado en relaciones violentas o no.
Pasemos ahora a la segunda versión. Ser maltratada te predispone psicológicamente a volver a serlo. Observemos cómo se sale de una relación así:
1) Deprimida, o con síndrome de la mujer maltratada. La maltratada se culpabiliza de lo que ha pasado. Es muy importante que la relación la ha roto ella: los maltratadores no rompen con sus parejas. O ella se va, o la matan. Una superviviente de maltrato es una viuda, o una mujer que ha dejado a un hombre del que lo último que sabes es que te considera una zorra egoísta.
2) Es posible que tenga que huir, esconderse, cambiar de vida social. Es posible que su ex-pareja la acose para que vuelvan o sólo para molestarla.
3) Es posible que tenga cargas familiares. Tiene que hacerse cargo de los niños ella sola, o los ha dejado atrás. Es posible que él le controlara el dinero. En cualquier caso, es poco independiente en lo material/económico.
Estas circunstancias, en primer lugar, convierten a las mujeres maltratadas en parejas poco atractivas a los ojos de cualquier hombre, ya sea un maltratador en potencia o no. Y son, también, razones de tipo práctico por las que una superviviente necesita bastante tiempo para empezar a pensar en nada que no sea… bueno, sobrevivir. De todas maneras, los expertos encuentran que las mujeres que han abandonado una relación violenta suelen ser muy reacias a establecer nuevas relaciones románticas.
Por otra parte, la violencia de género se vive en privado, no se habla mucho de ella después, y cuando la gente la conoce, le pone excusas. Comparémoslo con situaciones parecidas: el acoso escolar y el mobbing. Mis amigos que fueron víctimas de acoso escolar tienen bastantes rasgos en común:
– Son a menudo gente sensible. No es razon para ser acosado pero sí para percibir la violencia escolar como tal acoso.
– Son selectivos con sus amistades. Algunos son introvertidos y otros no, pero prefieren estar solos a mal acompañados.
– Muchos rehúyen situaciones que tienen algo que ver con el ambiente social escolar, con cosas que parece que tienen algo que ver. Algunos que he conocido estudiando carreras de Humanidades tenían muy claro que no pensaban ser profesores, que no iban a poner los pies en un colegio en su vida.
– Normalmente, no han tenido problemas para «rehacer sus vidas» a partir de infancias que a menudo fueron traumáticas. Algunos sí, pero son excepción.
Y sobre las personas que han pasado por un acoso laboral, lo único que les veo en común es que algunas evitan situaciones parecidas a las que llevaron al acoso: tras dejar la empresa o cambiar de jefes, han creado la suya propia para no tener jefes, o han hecho lo necesario para no caer en la red de mentiras de un jefe nuevo, o el trabajo ha dejado de ser menos importante en sus vidas que antes. En resumen, seguro que conoces casos así: personas que han pasado por traumas no sentimentales y que luego no los han repetido.
Finalmente, hay una razón bastante sencilla para creer que las maltratadas repiten: que la violencia está por todas partes. Alrededor de un 25% de las mujeres y 10% de los hombres son víctimas de violencia en relaciones íntimas. Sobre los niños, cerca de un 20% de las mujeres y un 5 a 10% de los hombres adultos manifiestan haber sufrido abusos sexuales en la infancia. Esto es lo que confiesan adultos, vete a saber cuál es la verdad, que es necesariamente mayor. Un 25 a 50% de los niños de ambos sexos refieren maltratos físicos (OMS). Esto no incluye la violencia emocional. Ante cifras así, es muy difícil encontrar mujeres que nunca hyan sido maltratadas de manera reincidente. Lo fácil es atribuirles la causa a ella. Ver la violencia que todos respiramos, la cultura de la violación, el patriarcado en todo caso, nos convierte en peces que se dan cuenta de que están mojados.
Recomendaciones de lectura:
Marie France Hirigoyen, El acoso moral.
Donald Dutton, The Domestic Assault of Women.

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