Hace un tiempo, iba yo dando una vuelta por mi barrio una mañana. Tenía que ir al supermercado y es más práctico y agradable andar que coger el coche si no tengo que cargar con pesos grandes. Entonces me crucé con un niño y una niña de unos seis años, que habían pinchado en un tablón pulseras y collares hechos por ellos con bolitas de plástico. Me hizo mucha gracia y compré un colgante: un búho plateado colgado de un cordón de plástico negro. La confección no era de muy buena calidad, pero bueno, el detalle. He vuelto a ver a estos niños otros días, siempre en vacaciones.
Para mí era un ejemplo de cómo no es nada, nada fácil eso de «emprender». Parece muy sencillo, pero estos dos nenes estaban disfrutando de unas condiciones privilegiadas de las que no creo que disfruten la mayoría de niños españoles.
Viven en un barrio, no en una urbanización. Eso permite que haya adultos y jóvenes que caminan por delante de su casa, ya sea con un destino concreto o simplemente paseando. El conjunto de la ciudad en la que estamos invita al paseo.
El barrio es razonablemente seguro. Se puede dejar salir a los niños a la calle porque la visibilidad es buena y la acera es ancha (el tráfico, eso sí, es muy peligroso). Además los padres permiten a los dos niños salir a la calle. Los padres del varón permiten que tenga un hobby que puede considerarse «afeminado». Los padres de la niña dejan que se quede sola en la calle.
Los niños cuentan con suficientes recursos como para hacer sus colgantitos.
Todo esto es necesario sólo para que los niños saquen el tablón a la calle. Para vender, necesitan haber tenido una educación que les anime a acercarse a un adulto desconocido a invitarle a mirar la mercancía y al mismo tiempo ser lo bastante listos como para entender que a muchos adultos es mejor no acercarse. Y ciertas habilidades sociales para hacer el trabajo entre dos, claro. Y que los adultos y jóvenes de la zona tengan dinero para gastar.
No basta con desearlo. No basta con esforzarse.  Si empezaste tu empresa en el garage de tus padres, es porque tenías garage y padres. Afortunado tú.

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