Mis alumnos del Ciclo de Grado Medio de Cocina, curso 2008-2009, en clase. Menú inglés de pechugas de pollo en salsa y tarta de manzana.
Hace unos días, planteé en twitter que a pesar de la existencia de la «salida del armario» o toma de conciencia casi ya como género narrativo, conozco poquísimas historias personales sobre el nacimiento de la conciencia de clase o el pensamiento de izquierdas. A continuación tuve una verdadera avalancha de respuestas, lo que demuestra que en realidad sí hay ganas de hablar de este tema, sólo que es necesario tener una comunidad receptiva con la que compartirlos, algo que facilite el diálogo más que el simple recitado de una confesión pública. El estado anterior a la toma de conciencia es en unos casos de opresión, y en otros de ignorancia de ser beneficiario de injusticias, pero en ninguna de las personas que me contaron su anécdota me pareció ver algo tan feo como culpabilidad o exhibicionismo.
Hay afortunados que nacieron así. Les viene de familia.
@pradagast: Ah, ¿pero con eso no se nace? ;P
La trini: Me viene de familia de izquierdas y de viajar.
@juliolxxix: Creo que de siempre. Mis padres me inculcaron que eran clase trabajadora, y no eran fontaneros ni obreros en sí, sino ingeniero y maestra.
@mjdelrio: cuando entendí el trabajo de mi madre en el sindicato.
@twistedpalo: cuando vi de niña a mi padre en la portada de El País encabezando una mani en una huelga y me explicaron que no era por ser famoso.
Algunos comentan que su conciencia de clase nació en el propio twitter:
@txuseta: cuando me hice twitter y empecé a seguir a gente de izquierdas. mi entorno no era conservador, pero no se hacía preguntas.
@alrucco: Unas cuantas cuentas de twitter me dieron la «teoría», digamos. Mi padre albañil trabajando para mi tío empresario me dio un ejemplo práctico cercano.
@miquintopino: Cuando me hice una cuenta en tuiter y empecé a leer a la gente correcta. Yo siempre he sido de izquierdas, pero la conciencia de clase vino después, leyendo. Añade @chachenaguer: Casi como yo, hoyga.
@isarya: Leyéndoos a algunas y trabajando de recepcionista en una clínica privada en el barrio de Salamanca. Ha sido más por leeros. La gente suele ser educada, lo noto más en el trato que da la clínica a según qué personas.
@akisuki: Cuando comencé a leer; de ahí pasé a una mayor información y lucidez.
El primer empleo, a veces en condiciones muy precarias, es un maestro concienciador:
@solserpiente: Cogiendo cebollas a los 17 años para ganar cuatro cuartos. No me hacía falta para comer, pero aprendí mucho de mi lugar en el mundo.
@Morlock71: Cuando con 13 años comencé a trabajar para compaginarlo con los estudios. Fue de camarero, en un restaurante al lado de casa. Tras acabar octavo, comencé ese verano. Luego fui empalmando curros diversos. Con el instituto logré compaginarlo con un taller de reparación de lavadoras y frigoríficos. Así hasta los 17. Tuve la suerte de poder seguir estudiando, pero muchos compañeros de clase se quedaron en la obra o se fueron a la mili.
@El_Taquillero: a veces te viene en la «genética». Pero sobre todo, cuando empiezas a currar. En mi caso a los 16.
Trabajar en ambientes donde se hace más patente la desigualdad, como la citada Isarya, ilumina mucho. Para varias personas de origen desahogado, conocer a otras con peor situación económica despertó una solidaridad que se convirtió en conciencia de clase obrera, o en una conciencia de una injusticia contra la que luchar. Mi historia, que ya he contado antes, es de este tipo.
@ayquemal: Vengo de familia de izquierdas y mis libros de BUP estaban llenos de hoces y martillitos, pero tomé conciencia cuando dejé la carrera a la mitad y empecé a currar repartiendo publicidad. Yo, desde mi atalaya de niña rebeldita de clase media, lo consideraba algo temporal, no así la mayoría de mis compañeras, de familias humildes y muchas solo con el graduado. Me hizo bajar de las nubes y darme cuenta de que como ellas, yo también era una obrera. Así que en crisis pero sin traumas desde 1999. Me parece muy significativo que muchos tomamos conciencia cuando salimos de las cuatro paredes del espejismo de la clase media.
@ayala3001: Cuando pregunté a mis padres si con el sueldo que pagaban a la mujer que nos limpiaba la casa, ella podía pagar a alguien que le limpiara la casa. Entonces tomé conciencia de que yo era de clase burguesa y de que había una injusticia evidente en ello. Cuando estudiaba me empeñé en currar de verdad en verano. Estuve en cadena de montaje de otra fábrica, mi padre no lo entendía bien pero me venía a buscar en su Mercedes, y yo le pedía que aparcara lejos para que mis compañeros no vieran el coche. Muy surrealista…
@antoniomaestre: Con 18 años, me fui a trabajar con mi padre. Quemaba pelos de caretas de cerdo con un soplete. Sustituía a un hombre que llevaba 20 años haciendo ese trabajo, 10 horas diarias, cada día. No imaginé esas condiciones de trabajo para una vida.
@NicolasaQM: yo fui al instituto con otras 4 personas de mi clase de 8° EGB. Éramos 105 en ese curso. Vivía en ese barrio, obrero no, lo siguiente, porque mis padres se trasladaron a él como parte de su acción política.
En algunos casos se sintió el clasismo de los demás, la desigualdad, o no tener necesidades cubiertas.
@gmit3: Varias veces repartí propaganda en la misma facultad en la que estudiaba, y algunos compañeros de clase huyeron como la peste al verme. Por esa época más o menos fue.
@CMDurden: 3º ESO. En un trabajo por parejas, mi compañero no quería hacer nada: «mi padre es empresario y me colocará, no necesito aprobar».
@Lnihmedu: cuando de niños todos hablaban de los puestos de chupatintas de sus padres, y los míos eran mecánico y técnico de laboratorio.
@morganapendragon: porque no puedo permitirme un seguro médico, por ejemplo. Y cuando quiero comprarme algo lo analizo comparando con mi sueldo.
@Infilanak: Cuando caí en la cuenta en la diferencia entre mi padre (obrero) y mi tía, (accionista y jefa en la misma empresa).
@PakitoMCal: Cuando comprobé que el mérito y la capacidad no eran suficiente para alcanzar mejores puestos.
@_bitterswt: cuando estudiaba peluquería una señora de bien «no valéis para otra cosa y claro, los padres os meten aquí». Y en general al estudiar y trabajar fuera del barrio y ver lo que se decía de nosotras (barriobajeras y/o sin carrera).
La universidad, ya sea por haber estado trabajando o por tener experiencias nuevas, ha formado parte de la transformación de muchos. Lo caro que es estudiar en la universidad, y no sólo por las tasas, pone en relieve las desigualdades económicas.
@anuskatruska: Siempre he convivido en un ambiente de izq, pero lo que se dice conciencia, reflexionada y asumida, vino al pisar la universidad. Y no por un hecho en concreto: fue un proceso paulatino de toma de conciencia de quién soy, de dónde vengo y qué quiero. Estudio en la Complutense y creo que eso lo dice todo; he visto nacer muchas cosas. Es un lugar propicio 😉
@Tabernita: Curiosamente, cuando pusieron de pago el aparcamiento alrededor de la facultad. Vivía en un pueblo sin autobuses y tenía un coche q se caía a trozos, y nada de dinero para pagar por aparcar. Al resto de la gente con coche le importó menos que a mí que hubiera que pagar.
@editora: Cuando me fui de Erasmus (gracias a tres becas) y descubrí que los padres de todos los demás eran gente con estudios y no eran obreros. También recuerdo la cara de una amiga que me tramitó unos papeles para una de las becas y me dijo «el sueldo de tu padre debe estar mal».
@feminoacid: Llegué a la universidad y descubrí que lo normal era tener menos poder adquisitivo que yo, no más. :/
@nebulina: A los 4 años pedía que subieran el volumen cuando salía Anguita por la tele. Fue algo progresivo. Aún así, cuando noté el alcance de las clases fue al empezar la universidad.
@judg2: Empecé de pequeño, al ver la diferencia entre mi padre, trabajador, y mi tío, empresario con dinero. Acabé de tenerlo claro en la universidad, al comprobar las diferencias entre unos compañeros y otros, los que necesitábamos beca sí o sí, y los que no.
La identificación de la propia valía con el trabajo que se realiza hace que nuestro mundo, y el de nuestra familia, se derrumbe cuando se pierde. Las reacciones a ello pueden ser muy diferentes.
@errejoners: Hace casi 20 años (yo era peque), cuando a mi madre la echaron del trabajo, cogió una depresión enorme y no podía ni llevarme al colegio por las mañanas. Luego tuvo un revival cuando cerraron la empresa de mi padre y se volvió una persona con muchísimo miedo. Nunca lo he abordado desde una perspectiva económica, sino más desde el hecho de tu propia desechabilidad. Todavía en esa época había más acción colectiva y pudieron conseguir buenas indemnizaciones, te hablo de la reconversión industrial. Si pasa lo mismo ahora, el efecto económico no hubiera sido el mismo.
@nielisse: hace relativamente poco, cuando el paro era una constante en mi vida y no lo que le ocurría a otros. Y eso siendo hija de sindicalista, aunque de joven me quedaban como muy lejos los problemas de los interinos y de la educación pública.
@Srta_Angus: yo al hablar con mi pareja, hijo de jornaleros, y al salir de la universidad y darme de bruces con el paro.
Curiosamente, el contacto con la doctrina social de la Iglesia Católica ha contribuido en casos donde al mismo tiempo se contaba con una educación de izquierdas.
@capolanda: Pues en parte porque en casa son de izquierdas, en parte porque era un cristiano sincero (lo último se me pasó).
@Subnorbook: yo ya venía educado con ella. Un día le pregunté a mi padre con diez años qué era la izquierda, y me lo explicó: «Hijo, la izquierda consiste en creer que todas las personas son iguales y actuar en consecuencia». Por otro lado mi madre es muy cristiana, lo que viene muy mal para unas cosas, pero para la justicia social vino al pelo.
Muchas personas pasan por el paro, una época de dificultad económica, o trabajos de menor cualificación de la esperada. Muchísima gente tiene algún trabajo temporal compaginado con los estudios, pero de ello no se deriva necesariamente ni adquirir conciencia de clase, ni posicionarse del lado de los débiles. De hecho, casi toda la gente que he conocido en la ruta «estudia una carrera -> trabajo fijo -> sálvese quien pueda» han vivido estas experiencias como una incomodidad temporal y que es injusta sólo cuando les afecta a ellos o a quienes consideran sus iguales. Lo que nos ha cambiado no ha sido sólo la experiencia, sino estar dispuestos a cambiar. Quienes han contestado a mi pregunta han hecho algo bastante difícil, especialmente los más jóvenes. Gracias a todos, y a seguir luchando y educando.
Hola Eugenia,
Me ha gustado mucho porque me ha hecho reflexionar. ¿Puedo compartirlo en Facebook?
Un saludo.
claro 🙂