frato_la_maquina_de_la_escuelaAñade el acoso escolar, y lo tienes.
Es inevitable tratar con nostalgia la época escolar, propia o colectiva, salvo casos traumáticos y puntuales. La vida entonces era más fácil, y al mismo tiempo, nosotros éramos, por los motivos que sea, mejores que los jóvenes de ahora. Como dice el dicho, «youth is wasted on the young», «la juventud se malgasta en los jóvenes». En España, además, tenemos la peculiaridad de las reformas educativas, que nos separan drásticamente según estudiásemos EGB y quizá BUP, o Primaria y ESO. La frontera está en nacer antes o después de 1980, aproximadamente.
Yo sobreviví a la EGB, y no la recuerdo con nostalgia. Por situarnos, las circunstancias fueron estas, que ya conté con más detalle en un post anterior. La EGB, que va desde el actual 1º de Primaria hasta el actual 2º de ESO, era la educación obligatoria. Yo la hice en un colegio de Huelva situado junto a dos barrios entre obreros y marginales. BUP era el bachillerato y lo hice en un instituto de zona rural que se estaba convirtiendo en residencial de chalés adosados justo entonces.
Empezaré hablando del mito actual del mérito y el esfuerzo. En aquel tiempo, no existía ningún tipo de adaptación oficial al alumnado. Si dabas la talla bien, y si no, peor para ti.  La única diversidad era la mal llamada «Educación Especial», que consistía en que los alumnos con discapacidad intelectual estaban en una aula propia la jornada escolar completa. Esta uniformización del resto del alumnado hace pensar a algunos que las adaptaciones significativas y no significativas, la atención personalizada, la diversificación, y demás estrategias creadas en los últimos veinte años, han supuesto una reducción del esfuerzo del alumnado y una pérdida de «nivel» («nivel» significa dificultad y cantidad de los contenidos que aprueba el tercio del alumnado que saca mejores notas). Lo que puedo añadir es que en aquella época dorada, la «actitud positiva», es decir, el parecer una niña buena y estar calladita en tu sitio, contaba más de lo que recordamos.
Un ejemplo eran mis clases de Física de 2º de BUP. El profesor hablaba, yo intentaba no quedarme dormida, no entendía nada de nada, hacía exámenes desastrosos y aprobaba, porque era calladita y formalita y no daba guerra. No era el único profesor que se portaba así, conmigo y con más estudiantes.
Lo mismo ocurría si te pillaban copiando. En mis clases de BUP era muy frecuente copiar, y la sanción si te pillaban variaba entre una leve reprimenda y que te mandaran a Septiembre en función de lo bien que le cayeras al profesor. Lo vi muchas veces. En las clases de los últimos años de EGB pasaba algo similar, aunque copiar no era tan habitual.
Por otra parte, si estamos hablando de ese famoso «nivel» que sube y que baja, si explicaban algo que ya te sabías, te aguantabas. No existía el material extra para alumnos adelantados. Y finalmente, en mi promoción de EGB estudiamos BUP solo un puñadito y en mi instituto llegamos a Selectividad la mitad de los que empezamos 1º de BUP. Habría más nivel, quizá. Pero desde luego, al listón llegábamos bien pocos y nadie se preocupaba por los demás.
Hablemos ahora de contenidos y de la enseñanza como tal. En aquellas clases tan añoradas, aquella EGB tan completa y tan profunda, podías aprobar o suspender por la caligrafía. Y no me refiero a primero o segundo, cuando estás aprendiendo a escribir, no. Me refiero a la clase de Ciencias de 7º de EGB. Luego he conocido a otros adultos que fueron niños y niñas castigados a hacer cuadernos de caligrafía con 10, 11, 12 años.
Caligrafia rubio¿Sientes esa punzada de odio?
Las clases en general consistían en lecciones magistrales, con o sin deberes. Entre 6 y 8 de EGB, todas las clases de Ciencias Naturales consistieron en pura memorización. El profesor preguntaba la lección, como en una película de los años 50, luego leía la lección del libro, y ponía más materia para memorizar para el día siguiente. Fue quizá algo más instrucivo que las clases de lengua, que consistían en corregir ejercicios y poner deberes. Nunca me explicaron nada. Sí, como suena. Corregir los deberes del día anterior, mandar más, y vigilar que trabajábamos los 40 minutos o así que faltaban de la hora. La gente en vez de hacer ejercicios se ponía a charlar. Una vez, un maestro de EGB llamó a mi casa para quejarse de que yo leía mucho, porque llevaba algún librito a clase tipo Barco de vapor para aprovechar los tiempos muertos. Ojo, que no llamaba para decir que yo leía en vez de trabajar.
En matemáticas, hice mi último problema con 10 años, en 5º de EGB. Tuve clase de matemáticas cinco largos años más, tres de EGB y dos de BUP, pero sólo teoría y operaciones, nunca más problemas. Un profesor de BUP se enfadó cuando le pregunté para qué servía algo, no sé si la trigonometría o los logaritmos. Mi pregunta era curiosidad, no un «esto no sirve para nada».
Además de los problemas de matemáticas, más cosas que no tratamos: en 12 años, recibí un par de horas de clase sobre nutrición. No me digáis que entonces comíamos mejor porque anda que no había guarrerías. Tampoco recibí ni un solo minuto de educación afectivo-sexual. Ah, en física alguna vez hicimos problemas (en BUP, en EGB no) pero de química nada de nada. Todo teoría.
No me he referido a la enseñanza de idiomas porque ya lo he tratado antes. Aunque ante el nivel en lenguas extranjeras del español medio mayor de cuarenta años, hay poco que comentar.
Terminemos hablando de los valores que transmitía aquella educación.Se trataba de una época en cierto modo de transición porque se conservaban algunas características visibles de la dictadura. Mi maestra de 1º a 5º de EGB empezaba las mañanas haciéndonos rezar, en un colegio público, y conozco a hombres que sufrieron castigos físicos sistemáticos en la escuela pública de los 80. Tuve un tutor que colocaba a las niñas en la columna de la ventana, a los niños en la de la puerta, y la de en medio, niñas delante y niños atrás. Estos casos no sé si eran aislados, pero como suelen sorprender cuando los cuento, me imagino que sí lo eran.
Hay que tener en cuenta que el ambiente era muy homogéneo. Todos éramos blancos; en EGB tuve compañeros gitanos, considerados una rareza tanto por la cuestión étnica como por su absentismo ocasional y sus familias algo más numerosas. Todos, o casi, habíamos nacido a la vista del colegio. Sin embargo, esta homogeneidad se traducía en un constante machaque a la menor diferencia. Por ejemplo, recuerdo a maestros decir en EGB  cosas del estilo de “no jures, que eso es de gitanos”. El insulto más repetido para las niñas gitanas o alguna paya que tuviera el pelo largo o revuelto era «piojosa». Las niñas gitanas iban limpias, pero se fundían las dos características para insultar. Todo esto ocurría bajo la mirada de los maestros.
También oí a profesores hacer chistes sobre la homosexualidad, generalmente en forma de ridiculizar a rivales deportivos de mis compañeros de clase (el aula de enfrente, un partido con niños de otro colegio), y sobre violaciones, normalmente relacionados con la posibilidad de ser ellos o los alumnos varones víctimas de hombres homosexuales. Acerca de la violencia sexual, en 1º de BUP un compañero usaba esto en clase. Salía a la pizarra a corregir ejercicios luciendo este bonito dibujo a la espalda. Muy agradable de ver, como podéis imaginar.
GnR was here
Los alumnos de todas las edades pasábamos mucho tiempo sin supervisión; por ejemplo, como he contado en otra ocasión, en el descanso de dos horas y media de un comedor escolar estábamos unos 50 niños de 5 a 15 años encerrados en un patio sin vigilancia. Los profesores estaban completamente desentendidos de los problemas personales de los alumnos, ya fuera lo que ocurría fuera del colegio (pobreza, maltrato, etc) o dentro de él, como por ejemplo acoso escolar. La violencia entre alumnos era frecuente, en el aula , en el recreo y en la calle.Una maestra insistía en que no quería saber nada que ocurriera de la puerta para afuera ni tampoco sobre violencia que no fuera física, lo que era una manera muy efectiva de trasladar las palizas al camino de vuelta a casa. Algunos maestros incitaban explícitamente al aislamiento, acoso y abuso de alumnos, coreando motes, aislando pupitres, participando en burlas iniciadas por alumnos, y así.
Seguramente tu EGB fue mejor, y me alegro por ti. Pero la EGB también fue esto, y cosas peores. Guárdate tu nostalgia para los caramelos, los juguetes y las series de televisión.

28 comentarios sobre “Yo sobreviví a la EGB.

  1. Me has hecho recordar muchas cosas de mi propia EGB.
    En mi clase sí que conviví con una chica con síndrome de Down. Era muy inquieta y la profesora una vez llegó a atarla con una cuerda a una silla y a taparle la boca con cinta aislante.
    También estuvo un tiempo en mi clase un chico gitano. Poco tiempo. La misma profesora le dijo más de una vez que le iba a lavar con lejía. Una vez le castigó en un pupitre apartado del resto, el chico pidió ir al cuarto de baño, la profesora se lo negó, el chico terminó orinándose encima y se llevó algunos golpes. Como algún otro compañero que era un poco rebelde.
    Por otra parte, esa misma profesora se quedó más de una vez después de clase conmigo y algunos otros para explicarme cosas que no terminaba de entender y era muy amable conmigo. Claro, yo era «bueno», no daba problemas.
    Normalmente las cosas no eran tan extremas, o al menos no recuerdo otras cosas así de fuertes, pero uff.

  2. He vivido muchos de los puntos que comentas y aún añadiría más, pero en mi caso concreto mi peor recuerdo fue sufrir acoso (entre otros) por parte de alumnos que se extendió a algunos profesores los últimos años de EGB, incluso uno de esos profesores llegó a pegarme y humillarme verbalmente en clase sólo por hacer los deberes con algún error para el regocijo y las risas del resto de compañeros. El resultado de todo: de estar entre los mejores estudiantes de clase a empezar los suspensos para acabar dejando los estudios asqueado pocos años después gracias a todo lo que en su día ello comportó y más en plena adolescencia.
    He pagado las consecuencias de todo ello a lo largo de mi vida y por muy ‘inocente’ que le pareciera en su momento el tema a muchas personas, influye.

  3. sinceramente, mi egb y bup fueron parecidos, y tampoco lo recuerdo con tanto trauma…ahora tengo dos niños en edad escolar, y me encuentro que la corrección política está a la orden del día, provocando que los niños sean unos autenticos inútiles emocionales, incapaces de enfrentarse a la menor frustración.
    entre eso y el miedo de los maestros a los padres… valiente generación nos espera…

    1. Si a ti no te traumatizó, bien por ti. Pero por si acaso: que sepas que los niños no necesitan insultos, palizas y aislamiento para desarrollarse. Espero que no creas que esas cosas en el ambiente escolar sean sanas para tus hijos, que es lo que tu comentario sugiere.

  4. La EGB la curse en París, suena raro lo se , pero iba a la «escuela española» cuando tocaba festivo» à l’école de la république»,nos enseñaban lengua, geografía e historia. No me gustaba tener que ir a dos escuelas mientras mis amigos andaban libres y así hasta COU . Me saque los dos bachilleres como otros muchos hijos de emigrantes, hoy me parece algo positivo, mais à l’époque ça me faisait chier!

  5. Buenas,
    Sobre que se notaba la transición, yo en mi cuarto de EGB vi darle una literal paliza empujando y tirando contra sillas y mesas a un niño por petición expresa de los padres «que no se hacían con él». El chaval acabó con los pantalones del uniforme rotos.
    Este profesor en cuestión era manco, «don ángel». Of course, uno de sus sistemas avanzados educativos era el conocido «dictado», fila de corrección, un error un capón y sin recreo a repetirlo.
    Muy «estimulante». Luego cambié de colegio y el resto fue mejor : )
    Saludos,

  6. Al leer el comentario acerca de la lengua extranjera rápidamente me ha venido a la mente aquel pésimo profesor de inglés, aunque maravillosa persona, que pronunciaba los verbos write y speak tal que así: «uverrite» y «esepeac». Ese era el nivel.

  7. Hola.
    Me gustaría decir en primer lugar que tu articulo es muy acertado. Yo soy de la generación del 78. O sea que EGB, BUP, COU, Selectividad y Universidad. Tengo que decir que he vivido más de un cambio de leyes educativas. Tanto para primaria como con secundaria y bachillerato como con la universidad. Me temo que por más que todo el mundo este de acuerdo y diga en voz alta que la educación tiene que ser un acuerdo entre todos los grupos políticos eso no lo veré en mi vida, cada uno tiene su amigos, sus empresas favoritas editoras de libros escolares…
    Me ha parecido entender, puede que me equivoque, que achacas a los profesores que no vigilen el patio en las horas extraescolares (no es su función, ojo, los profesores se ocupan de las horas dentro de aula), de dedicarse a otras cosas en lugar de enseñar… Acepto la crítica y la comparto pero tambien tengo en cuenta que el profesor está cogido de pies y de manos, tiene una programación que debe cumplir si o si, que es una profesión que ha elegido en el 90% de los casos por vocación, que es muy dificil estar en un aula y no digo enseñar sino tan siquiera decir algo y que te escuchen. Pero es un tema largo a tratar.
    En mi caso tengo que decir que mis profesores de EGB, de BUP, de COU y de Universidad eran excelentes, en la mayoría de casos.
    Tengo que añadir que la forma de enseñar ha cambiado muchisimo, hoy en día por ejemplo se usan, deben usarse, tablets y móviles (smartphones) en el aula. No te puedes ni imaginar la cantidad de aplicaciones que existen para el aula, tanto para profesores, control de asistencia, avisos a padres y madres, exámenes… como para alumnos, aplicaciones para reforzar una materia. Es muy cierto que antes un profesor llegaba al aula, soltaba su discurso y fuera. Lo de enseñar a pensar al alumno por su cuenta, pues eso, cada alumno por su cuenta. Hoy en día hay quien sigue usando ese método, tan válido como otros. Pero yo considero que es mejor para el alumno enseñarle a pensar, que discurra, que le de a la sesera.
    Creo que cada uno sabrá mejor que nadie cómo fue su etapa de escolarización, si fue buena, mala, regular… si tuvó buenos profesores, o no… si los valores que le enseñaron fueron unos u otros… En mi caso particular tengo que decir que tengo muy buenos recuerdos de los profesores,en todas las etapas educativas, quitando alguna excepción, claro está, siempre aparece. Miro hacía atrás y no lo hago con rabia, con frustación, con resentimiento. Simplemente pienso que todo evoluciona, todo cambia. La educación también.
    Un saludo.

  8. Yo también hice la EGB y coincido plenamente contigo. A mí me fue bastante bien, siempre fui muy buenecito, tranquilo y responsable, así que pude ir aprobando todo con buenas notas. Sin embargo asistí a ese inmisericorde descarte de desechos del sistema que se cebaba no ya en los menos inteligentes sino más bien en los menos afortunados socialmente. Pese a haber estudiado en colegios públicos, primero sufrimos la educación segregada hasta 3.º, rezos antes de empezar, máximas nacionalcatólicas, maestros excombatientes, castigos corporales, ubicación en el aula por «jerarquía» academica, xenofobia, clasismo… un panorama deprimente, desde luego. Sin embargo sí recuerdo con agrado la libertad de ir y venir solo (sí, tuve que aprender a defenderme del acoso, pero aprendí), de prácticamente no hacer deberes hasta la segunda etapa, de no tener que hacer examenes tampoco hasta la segunda etapa. Precisamente en la segunda etapa caí en un colegio recién inaugurado, con maestros y maestras jóvenes, con ideas innovadoras, chaquetas de pana, vestidos jipis. En fin, creo que el sistema EGB no era malo, dependía mucho de las personas que lo gestionaran en cada centro. Y claro, no es lo mismo la EGB en 1975 (cuando la empecé en septiembre, poco antes de la muerte de Franco) que en 1985 (cuando el sábado por la mañana veíamos la Bola de Cristal en la tele).

  9. Lo q has contado era el dia a dia en el colegio. Yo sufri acoso en el mismo por compañeros y aunque me afecto en el plano emocional un tiempo luego me hizo mucho mas fuerte. No digo q sea bueno desde luego. Asi era la egb y el bup español. So brevivimos.

  10. Ciertamente no me siento identificado con ninguna de las cosas que cuentas, sí es cierto que todo era más rudo pero en ningún momento ni yo ni mis amigos, algunos en otros colegios, tanto públicos como privados, vivimos episodios como los que contáis. Y sí, en clase teníamos gente revoltosa y gente tranquila pero a todos se les ayudaba.
    En cuanto al nivel, como profesor asociado de Universidad que he ejercido, debo decir que el nivel con el que los alumnos llegan a los estudios superiores es lamentable; no son capaces de pensar por si mismos, si les cambias un poco el planteamiento del problema no tienen ni idea de por donde cogerlo, además de que tienen muy floja toda la base matemática. No estamos creando profesionales, solamente gente que sabe copiar cosas.
    Si algo aprendí en la Universidad fue a buscarme la vida y sacarme las castañas de fuego, cosa que ahora es impensable, y me da miedo.

  11. Curioso: «tolerancia a la frustración», muy curioso, yo que tuve que soportar el acoso escolar en EGB y especialmente el del profesorado, yo que, además, tuve que aguantar las continuas peleas de mis progenitores… Joder, debería ser supertolerante a la frustración! Sin embargo no es eso lo que me han dicho los diversos profesionales que me han atendido sino justo lo contrario. » Paciente que presenta pobre tolerancia al stress y la frustración «. Vamos, que a la mínima la lío aunque me equivoque, generalmente y para mi disgusto, rompiendo cosas y recibiendo hostias más que dándolas… Joder, soy súper feliz de la educación recibida de cara a la pared, de rodillas y con media colección enciclopédica en cada mano de mis brazos extendidos…! Guau!

  12. Por cierto, como secuela me ha quedado la espalda torcida, Imaginad la de veces que me «disciplinaron» con los dichosos libritos, en plena fase de crecimiento… Eso, unxs profesorxs hipiosxs de pantalón de pana y minifalda con botas altas, grandes sociatas ambxs… Bueno, igual «sociopatas» de la «alianza phascista» o del «partido sodomizante del ojete español», quien sabe, la moda es la moda, que hoy hay curas roqueros del pp y raperos de dios y todo eso…

  13. Este verano mis hijos me regalaron uno de los libros de «Yo fui a EGB». De hecho, me parece recordar que «yo estrené la EGB». O quizá fue mi primo, un año mayor que yo.
    E
    Tengo recuerdos muy variados: dos profesoras y un profesor muy buenas, y al menos una desastrosa: dañina y mala. Años después, una de mis primas tuvo la «suerte» de hacer unas prácticas de magisterio con ella, y cuando me lo contaba, se me revolvía la bilis.
    Las clases de educación física eran, durante muchos años, un «tiempo libre en el patio» mientras el profesor fumaba o charlaba con un compañero. A veces nos soltaban un balón y ya.
    Las niñas en un ala del colegio público, y los niños en la otra. Los patios de recreo, separados.
    Sobre todo en el ala de los niños, los castigos físicos eran normales: capones, collejas, tirones de pelo, y en ocasiones raras, golpes lo suficientemente fuertes como para que todo el colegio se enterara.
    Hasta 1975 o 76, rezo diario al empezar la clase y flores de María en Mayo.
    Hace no mucho leí no sé donde que con el sistema educativo actual se «obliga» a convivir en clase a chicos y chicas que quieren estudiar con otros que bajan el nivel de la clase.
    En aquella época había un «buen sistema» de selección (segregación): a partir de sèptimo u octavo, a veces antes, el alumnado más difícil empezaba a escaquearse hasta que desaparecía y se iban de aprendiz@s a una frutería o taller mecánico o a trapichear con porros. Ideal ¿verdad? Formando una juventud sana.
    Seguramente el sistema actual también es mierdoso, porque tampoco ha dado solución al problema de qué hacer con los chaval@s descolgados, desmotivados, disidentes e inadaptados. Y digo «tampoco», porque en EGB tampoco se les daba solución.
    Recuerdo también a un profesor pederasta y a la niña que evitó que abusara de mí (once años). Felisa, no éramos amigas, cada una iba con su grupo, pero te estaré siempre agradecida.
    También aquello de la «enseñanza semiprogramada» que debió durar un curso y no sé en qué nos benefició.
    Y al director del colegio, explicándonos a cuatro alumnos cómo en El Quijote, en un cuentecito, se dejaba muy claro que es im-po-si-ble violar a una mujer si ella no consiente.
    En cambio, yo sí tuve algo de orientación sexual: una vez, una profesora me pilló leyendo una desvergonzadísima revista que había traído una compañera: Cosmopolitan (año 1976). ¿Sería ya el año en que comenzó el destape? (ni me acuerdo, pero probablemente sí). Debió de haber cónclave profesoral y ofrecieron a todos los alumnos de séptimo y octavo unas charlas de educación sexual en el comedor-salón de actos.
    Pero vamos, lo que nos contaban, mesurado y con mucho pudor, ya llegaba tarde. Los «consultorios» de las revistas, la tele, la calle, las portadas en los quioscos, ya nos habían desvelado (de una forma poco pedagógica, la verdad) mucho más.
    También teníamos profes de prácticas más «progres» y con aire más renovador. Una nos daba en octavo una tutoría semanal en la que hacíamos debates (de verdad) sobre el aborto, el suicidio, las drogas, la eutanasia…
    Un hermano mío tenía un profesor que les mandaba hacer ejercicios (sin explicar nada) y leía el periódico en clase. Así, un día y otro. Me refiero al profesor que entonces les daba casi todas las asignaturas. Mi hermano (es unos años menor) estudió en otro colegio y, sinceramente creo que tuvo peor suerte que yo: peores profesores.
    Yo sí tengo recuerdo de profesores que explicaban y atendían las dudas. Que eran firmes y sabían ser exigentes a veces y algo flexibles otras. No fueron todos, pero tuve una gran suerte.
    En fin, Eugenia, en conjunto creo que tengo más experiencias positivas que tú de mi EGB. Ahora, bien mezcladas con prácticas docentes de lo más pedorras. ¡La de cuadernillos rubio que he llenado! ¡Las clases de idiomas tan inútiles que he recibido!
    Pero vamos, me río de Janeiro: la EGB no fue la panacea en la educación.
    Gracias por tu post.

    1. Lo de que las clases de educación física eran juegos guiados para chicas y tiempo libre (no supervisado, en un patio diferente) para los varones se me olvidó incluirlo en el post 🙂
      Mi educación tuvo muchas cosas buenas, pero aquí quería centrarme en desmitificar.

  14. Yo sobreviví a la EGB. No la recuerdo con especial cariño. Incluso recuerdo a dos maestros (un matrimonio) al que se le iba la mano con los alumnos y nos pegaban llamándonos por nuestros defectos cuando no sabíamos de memoria las lecciones. Había mucha diferencia entre colegios pobres y ricos, por los pobres la inspección ni aparecía, siendo normales los malos tratos. Nos educaban para estar en silencio y repetir lo que dictaban. Había libros de texto de lengua excepcionales, mientras los de ciencias eran muy malos. En inglés sólo hacíamos deberes, ni hablábamos, ni veíamos películas, ni nada. Había profesores excepcionalmente buenos y otros que eran pura basura que merecía estar en la cárcel por maltrato infantil y en el paro. Nadie controlaba su trabajo. Mas o menos lo mismo que pasa hoy. Los casos de acoso entre alumnos eran más controlables que hoy día ya que el barrio y la familia hacían el trabajo de neutralizar a los acosadores. Uno se sentía un poco más seguro. Luego con el tiempo fui profesora y sufrí todo lo contrario, el acoso y maltrato del alumnado. Los adolescentes de hoy día siguen repitiendo mantras pero esta vez los que les dictan la televisión y las modas. Son muy crueles y poco empáticos, a veces su falta de compasión y la frivolidad dan mucho miedo. Me metí en la enseñanza para cambiar lo que yo había vivido y aprender a hacer pensar al alumnado y sufrí lo mismo que de niña pero al revés. Hoy ya no enseño, dejé mi profesión. Me he dado cuenta de que la enseñanza es sólo una herramienta que sirve al poder de turno para crear los ciudadanos que en ese momento les convienen con la colaboración de la mayoría de profesores.

    1. Hola, siento que lo veas así. Yo, como profesora, intento cambiar las cosas aunque sea difícil. Comprendo que se puede hacer muy cuesta arriba. Un abrazo.

  15. Completamente de acuerdo, es una época de la que no guardo la más mínima nostalgia. También asistí a y sufrí (al igual que el resto) maltratos físicos y psicológicos, desatención, abusos de los que los profesores y directivos pasaban por completo (tienes que aprender a defenderte), etc etc.
    De hecho conservo dos o tres amigos de la época sólo y exclusivamente porque ya nos conocíamos de antes del colegio, pues íbamos a párvulos juntos y vivíamos al lado. De los demás pues sinceramente no tengo el más mínimo interés en saber de sus vidas, ni de asistir a reuniones de antiguos alumnos y cosas de ésas.
    Eso sí, el BUP lo disfruté; un cambio radical, supongo que no sólo por el paso de colegio privado/concertado a instituto público sino que también porque te trataban y educaban como a un adulto. Por lo que me cuentan en la actualidad ya no es así en edades equivalentes.
    En fin, con los años algunos de los cambios en la educación han sido sin duda para mejor. Supongo, pues es un mundo (laboral) del que me he mantenido voluntariamente alejado.
    Salud y saludos.

  16. Me ha parecido buenísimo. Menuda lucha tengo con los de mi generación intentando hacerles ver varias de las cosas que cuentas. Pero no hay manera: la EGB fue lo mejor del mundo, después de los 80 no ha habido ni buena música ni buena fiesta… que asco de nostalgia edulcorada. A día de hoy me gano la vida como humorista (entre otras cosas) y estoy tratando de desmontar mediante el humor negro, todos estos mitos que cuentas

  17. Parte de la EGB la hice en un colegio público situado en un barrio bastante humilde de Granada, hablamos de mediados de los 80, cosas que recuerdo de aquella época, los tirones de las patillas, los pellizcos y los frecuentes bofetones que nos propinaba la tutora cuando la clase se le iba de las manos o hacíamos alguna trastada, asi es como solucionaba las cosas ella.
    También recuerdo los interminables dictados, las clases de gimnasia donde el profesor nos daba un balón mientras el se iba a fumar con otros profesores, la cantidad de alumnos conflictivos que había en ese colegio, casualmente estos alumnos (algunos de cierta étnia) eran los que menos recibían por parte de los profesores, supongo que por miedo a las represalias de sus familias, recuerdo una vez en la que cierto alumno conflictivo no dejaba de liarla en clase y la tutora mencionada anteriormente perdió la paciencia arreándole un sonoro bofetón, no tardó ni cinco minutos y ya estaba pidiéndole perdón al chaval, curioso, esta profesora a mi nunca me pidió perdón ni mostró la menor señal de arrepentimiento tras las innumerables bofetadas que me dio, hubo una ocasión en la que uno de sus bofetones me impactó en toda la boca y me hizo sangrar un poco el labio.
    En fin, afortunadamente séptimo y octavo los hice en otro colegio y ahí es cuando se acabaron las bofetadas, los tirones de las patillas y los pellizcos, en ese otro colegio rara vez vi que un profesor castigara fisicamente a un chaval, eso si, el nivel dejaba mucho que desear, las clases de inglés por ejemplo eran un chiste, la pronunciación de la profesora era equiparable a algunas de esas películas españolas de los 60.
    En fin, realmente lo único bueno que me llevé de la EGB fueron algunos amigos, ciertas anécdotas y juegos que hacíamos de críos, poco más la verdad, mis mejores recuerdos estudiantiles los tengo del instituto.
    Un saludo.

  18. Yo fui a un cole de monjas, eramos todas niñas (unas 40 en la clase).
    Las profesoras eran las propias monjas y les encantaba humillar y castigar.
    A mi con 4 añitos me encerraron en una habitación oscura por reirme.
    Castigos típicos de estar de cara a la pared o con libros en cada mano… eran diarios.
    Cuando se portaba mal alguna niña la ponia en medio de un circulo de niñas de más clases y la humillaba explicando lo que habia hecho y lo que era para que todas de rieran de la niña. Me consta que muchas terminaron en psicólogos.
    Una vez estaba en el comedor y una niña se metió la comida en la boca y se fue al lavabo para echarlo, la monja la pilló y le hizo coger la comida y comérselo.
    Yo cuando veo una monja por la calle me traumo porque me recuerda lo mal que lo pasé.

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