Este viejito monolingüe tiene 18 años y sigue siendo mi favorito. He aprendido muchísimo con él.
Los diccionarios online y en papel son una herramienta básica para el estudiante de lenguas extranjeras. Ahora que tenemos traductores online cada vez mejores, a mis alumnos les parece que no necesitan el diccionario o simplemente no son capaces de distinguir entre los usos del diccionario online y el traductor. Incluso se olvidan de las palabras y los llaman por la dirección de la página web. No me dicen «lo busqué en el diccionario» sino «lo busqué en wordreference», que no es exactamente un diccionario.
Las necesidades de los estudiantes difieren según edad, nivel educativo, y nivel alcanzado en el idioma extranjero, pero se pueden establecer algunas generalidades sobre las ventajas e inconvenientes de cada método, y sus técnicas.
Sobre los diccionarios en papel, es mejor empezar con diccionarios monolingües en la lengua materna, para hacernos con sus dos normas fundamentales: el orden alfabético, y que no buscamos cualquier palabra, sino las que por convención constituyen las entradas. Es decir, el infinitivo de los verbos y no una forma conjugada, los nombres en masculino singular, y así. No penséis que esto es evidente: solo resulta evidente cuando llevas mucho tiempo usando diccionarios. Mis alumnos a veces buscan formas conjugadas de verbos castellanos en el diccionario, y cuando no las encuentran, protestan. Y no creáis que el orden alfábetico es una cosa tan obvia, tampoco: en la biblioteca escolar compruebo que un «eso está por orden alfabético de autor, búscalo tú» recibe miradas de pánico. El uso del diccionario de papel en lengua materna debería ser una habilidad perfectamente adquirida en Primaria.
Los diccionarios bilingües en papel tienen como ventaja que sus entradas son compactas, breves, y en una sola variedad del idioma (británico o estadounidense), y van a inducir menos a error que los diccionarios online. También, que está disponible cuando no hay internet o electricidad. Sus inconvenientes son, naturalmente, que ocupan bastante sitio, que pesan y que cuestan dinero.
Entre los diccionarios online, yo suelo recomendar wordreference. Es gratuito, bastante bueno, completo, y multilingüe.
Y finalmente, los traductores online. En mis clases prohíbo su uso y penalizo con un cero las actividades que se hagan utilizándolo. Al principio del curso, para que comprendan que el traductor no es una herramienta válida, uso la pizarra digital. A la vista del grupo, voy a la wikipedia, cortapego un texto en un idioma cuanto más lejano al nuestro mejor, a continuación obtengo una versión española en Google Translate. Esto es un ejemplo: un párrafo de la entrada dedicada a Mozart en la wikipedia en húngaro.
Mozart cuando finalmente rompió el patio del arzobispo de Salzburgo. Se instaló en Viena, donde fue reservado principalmente para la enseñanza. En 1782 se casó con Constanza Weber. En el mismo año se dio a conocer rapto en el serrallo estaba tocando la canción, que fue el primer gran éxito de la ópera de Viena. Mientras tanto, su padre reconciliado con la familia Weber, quien la antipatía sintió desde el principio.
Algunos no entienden nada, y otros se dan cuenta de que podemos captar la idea general en un texto lleno de incorrecciones. Luego siempre hay alguien que mete sus trabajos en el traductor y se lleva un cero, pero yo ya he cumplido explicando por qué el traductor no sirve para lo que ellos quieren (aparte de que es hacer trampa).
Finalmente, ¿cómo usar el diccionario? No creo que buscar palabras sueltas en el diccionario deba ser una tarea en sí misma ni tampoco que haya que buscar todas las palabras que no se entienden en un texto, sino solo las que no deduzcamos. Por lo tanto, buscar en el diccionario monolingüe debe ser una tarea vinculada a la lectura, a enseñar a leer, pero no solo en clase de Lengua, sino en todas. Si en clase se dedica tiempo a leer, ese es el momento de buscar en el diccionario, y podemos tener solo cuatro o cinco en el aula, repartidos entre varios alumnos que busquen lo que les va pidiendo el resto. También se pueden hacer «carreras» para ver quién encuentra antes una palabra. En lenguas extranjeras, además habrá que insistir en la necesidad absoluta de usar un diccionario para las tareas escritas como las redacciones. Aquí podemos trabajar desde cero (trabajamos un texto y cuando no sepan cómo se escribe algo, buscarlo) o a partir de sus errores, corrigiendo en clase y en común los problemas léxicos de trabajos que ya hayan terminado. Yo prefiero el segundo método. Al principio van un poco a ciegas, pero es más ameno y práctico porque así me adapto a lo que aún no saben hacer.
Lo principal en todos los casos es no convertir el diccionario en un castigo o un obstáculo y permitir cualquier formato, además de educar en la diferencia entre diccionario y traductor.