Normalmente, evito corregir en fin de semana. A veces hago otras tareas, ya sean urgentes o creativas. Lo que ocurre ahora mismo es que la semana que entra voy a tener ocupadas dos tardes y la mañana del martes con cuestiones imprevistas o no laborales, así que intento adelantar. Es difícil mantener un equilibrio entre hacer algo más que llevar lo básico al día, por un lado; y ser consciente de que el trabajo no se termina nunca, e impedir que absorba todo el tiempo disponible, por otro.
Me dedico a corregir exámenes de segundo: mitad aprobados y mitad suspensos como en la otra clase, pero más heterogeneidad, notas más altas y más bajas. Actualizo la lista de tareas, aunque norecojo el mar de papelitos que invade mi mesa y mi bolso, solo los junto todos en el mismo sitio. Como tenemos un solo CD con los listenings de los exámenes para dos profesoras y cuatro clases, grabo dos CDs a partir de los mp3 que hice por seguridad hace mucho tiempo, y también un pendrive para mí porque siempre hace falta un plan B. También hago una ficha de lectura para la alumna de la adaptación ya mencionada, refundiendo una que me han dejado y una que veo por internet, y cortopego la letra de Hotel California (ya haré una ficha de actividades otro día). Preparo tres listas diferentes para repasar verbos irregulares, y las subo a la plataforma del instituto, un «aula virtual» que sirve para que los alumnos descarguen material sin tener que fotocopiarlo.
Lo más importante de lo que se me ha quedado por hacer es una temporización de las clases. Ya he puesto las fechas de los próximos exámenes y necesito esa temporización para encajar cada tema en esas semanas. Ni he tocado los exámenes de primero.
Horas lectivas y no lectivas: ninguna.
Horas reales trabajadas: 5.
Tareas pendientes: 22 (hace una semana eran 32).
Conseguir esto es el santo grial de mi vida:
«Es difícil mantener un equilibrio entre hacer algo más que llevar lo básico al día, por un lado; y ser consciente de que el trabajo no se termina nunca, e impedir que absorba todo el tiempo disponible, por otro.»
Supongo que algún día lo conseguiré.
Enhorabuena por tu 21 días, pero ¡menudo ritmo!