Empiezo el día muerta de sueño. Todo lo hago tarde y mal y acabo por ir a trabajar en coche, una medida de días extremos.
Tercero. Acabo con la teoría del tema: toca ver el uso de “too” y “enough”. No contestan claro cuando les pregunto si les suena, y corto en seco una perorata sobre los males y penurias de la clase de inglés de años anteriores. La culpa de todo siempre es de quien impartió clase el año pasado…. en fin. Empiezo repasando cuándo decimos very, much, y many, porque un error común es querer usar very para todo. Les hago muchas preguntas y voy llenando la pizarra con lo que ellos dicen, ordenado en un esquema.
A continuación, paso del ejemplo del libro, que es muy soso. Les hago entender «too big» y «big enough» preguntando su número de pie. Escribo tres nombres de voluntarios, sus números de pie y dibujo (fatal) tres zapatones. Les digo, siempre en inglés, que hay un par de deportivas chulísimas del 40. “Demasiado grandes para ti, demasiado pequeñas para ti, lo bastante grandes para ti”. Muchas bromas sobre el chico alto que calza un 46. Parece que lo han entendido. Pongo ejemplos con nombres y verbos: “tengo demasiados deberes, trabajo demasiado”. Intentan despistarme y que no hagamos ningún ejercicio haciéndome preguntas sobre temas de actualidad. Contesto una o dos y hacemos un ejercicio del libro. Lo han entendido. Bien.
Primero. Toca devolver el examen que corregí ayer. Les digo la nota media de la clase, la cantidad de suspensos, e intento dar ánimos a los que no trabajan nada. Los suspensos más bajos rondan el 3.
Tenemos una interrupción maravillosa: viene el técnico a arreglar la pizarra digital. No estaba rota: un empujón había descolgado el enchufe. Mientras, copian la cabecera de su examen, similar a la foto que veis ahí arriba. Quiero que se acuerden de una vez para otra en qué sección del examen flojean. Ha pasado mucho rato; llevamos cuarenta minutos de clase cuando por fin nos ponemos a otra tarea: corregir deberes. Me preguntan la hora y si vamos a cantar hoy cada dos o tres minutos y todas las veces digo que cantaremos si terminamos con los deberes. La canción es Wonderful World de Sam Cooke, y qué va, hablan demasiado, corregimos despacio y al final nos sobra un minuto, insuficiente para poner la canción. Veo que un niño tiene la partitura de Moon River, que han tocado a la flauta en Música.
Recreo. La biblioteca está muy tranquila. Relleno información sobre alumnos para que sus tutores se la pasen a los padres, además de llevar el préstamo, como siempre.
Reunión de tutores con orientación. La orientadora, como ha hecho otras veces, solo nos da unas líneas generales sobre qué hacer esta semana y las próximas, y dice que nos pasarán información por la plataforma online. Es algo que me interesa y desconozco: el servicio de mediación que lleva solo un año montado. La directora viene a comunicar algo más lúdico: venta de claveles en San Valentín a beneficio de la excursión de 4º de ESO. Al sobrar tiempo, me dedico a un par de papeleos: poner tareas a un alumno expulsado, hablar con la tutora de un niño que da problemas, y pedirle al administrativo un listado de los alumnos de primero para que les hagan el carnet en la biblioteca pública. Mi jefe de departamento me pide que repasemos la película que dedicamos anualmente a cuestiones de género, porque el capítulo de Buffy que he utilizado varios años en 4º no encaja con su nueva programación ni con las necesidades de los alumnos.
Otra vez a primero. Todos los grupos están muy revoltosos a quinta hora (a sexta lo que están es cansados). Vamos a trabajar el mismo texto que el otro grupo leyó ayer. Empezamos tarde, porque no se sientan y se callan y estoy vigilando no gritar. Aparte de que esté mal, me duele demasiado la garganta. A media clase entran dos que se han peleado y estaban en el pasillo con un profesor, y una tercera persona que más que de mediadora, estaba consolando a la parte ofendida. Todo el mundo está mucho más pendiente de los peleados que de lo que tienen que hacer. La clase también se interrumpe constantemente por el turno de pedir permiso para ir al baño. Sí, en serio. Solo pueden ir de uno en uno, y quieren ir casi todos. Además quieren que yo gestione el turno, es decir, que recuerde o apunte a quién le toca ir después de quién. La única manera de que una clase a quinta hora o justo antes del recreo no se convierta en una pelea constante por el permiso para ir al baño es prohibir hablar del tema: cada vez que alguien entra en el aula, se disparan al techo seis manitas y yo señalo una al azar. Y esa persona sale, y nadie protesta ni pregunta. A cambio, salen todos los que lo piden (hay quien no deja salir a nadie, o solo a 3-4 personas por hora). ¿Querías leer sobre innovación educativa? Lo siento, algunas horas a veces son así, y cuando 350 personas conviven en un espacio estrecho, estas cuestiones llevan mucho tiempo.
Extraemos vocabulario del texto, pero no da tiempo a contestar ninguna de las preguntas de comprensión porque se distraen demasiado. No sé si dar el texto por liquidado; una hora por textito debería ser suficiente para entenderlo, lo que importa es trabajar en entenderlo tanto si contestas las preguntas como si no.
Por la tarde me centro en una de las tareas que quería hacer. Los dos grupos de primero van a usar Tom’s Diner para trabajar el presente continuo y ya tenía preparada una ficha de trabajo que suelo usar en tercero, con tres actividades. La tercera no siempre sale bien en tercero, así que la sustituyo por otra que me invento, más fácil. Esa canción es una mina de eterno bien, bondad, y niños que cantan en inglés. A ver qué tal lo hacemos el viernes.
Horas lectivas: 4.
Horas no lectivas: 1:30.
Horas totales trabajadas: 6.