La expresión Planeta Bebé se la he copiado a Violeta Tomás.
Del parto no puedo hablar, pero unas cuantas cosas sobre el ingreso y la cesárea sí puedo decirte.  El consejo de tener preparada la maletita del hospital desde la semana 35 o así es muy habitual y una necesidad, porque te puedes poner de parto en cualquier momento y no es cosa de ponerte a buscar el camisón.

La recuperación de la cesárea:

No conozco a casi nadie que piense que su cesárea de emergencia se hizo oportunamente; está quien piensa que le metieron prisa y si le hubieran dado unas horas más no habría hecho falta, y quien piensa que ya que había que hacérsela, ¿¡cómo no se la hicieron antes!? Un parto con complicaciones puede acabar muy mal, el posoperatorio de la cesárea es doloroso e incapacitante, y nunca podemos saber qué habría pasado si las cosas se hubieran hecho de otra manera. Intuyo que buena parte del problema es cómo se comunica el personal sanitario con las embarazadas: un trato brusco o que te den menos explicaciones de las que tú quieres pueden darte la sensación de que se están dando demasiada prisa. En cualquier caso, se dice que  que en España se hacen más cesáreas de lo que la OMS propone como estrictamente necesario, y también que buena parte de las cesáreas no imprescindibles se hacen en la sanidad privada. Un parto no tiene una duración estándar de manera que cuando llevas, qué se yo, 23 horas y 59 minutos de parto aparece el anestesista por la puerta y te llevan al quirófano, así que si el tema te preocupa, pregúntale a tu ginecólogo o matrona qué es lo que se suele hacer en tu hospital. Y llegado el caso, tú y tu acompañante podéis hacer todas las preguntas que queráis cuando os digan que es necesario operarte.
¿Por qué preferimos el parto natural a la cesárea? Primero están cuestiones emocionales, de vínculo con el bebé y de sentirte en control de la situación. Además, es más difícil iniciar la lactancia materna, aunque depende mucho de cada caso. Y luego está el perjuicio físico para ti, porque la recuperación es peor para tu cuerpo al cortar los músculos abdominales y los órganos internos, que al dilatar para que salga el feto por un orificio que ya está ahí. Además la posibilidad de infección es mayor.  Si esto te parece una perogrullada, que sepas que compartí habitación de hospital con alguien cuya hermana le decía que qué maravilla que tuviera una cesárea programada, que mucho mejor que parir.
La anestesia de la cesárea puede mantenerte consciente; si te desagrada la idea pide que te seden. La operación es muy rápida si todo es rutinario. Después tienes que ir a reanimación una o dos horas y el bebé se lo dan a tu pareja o a quien tú digas (pregunta cómo es el proceso en tu hospital). Puede que tardes unas 12 horas en poder salir de la cama. Si das el pecho, necesitarás ayuda para que alguien te ponga en brazos y vuelva a llevar a la cuna al bebé entre 1 y 3 días. Para hacer vida normal, que quiere decir poder coger tú sola al niño de la cuna, caminar unos pasos, sentarte en un sofá o en la cama con el niño, alimentarlo, y levantarte con el niño en brazos sin ayuda, pasarán entre 2 días y una semana. Para mí lo más duro de la cesárea era no poder coger con facilidad al niño yo sola esos primeros días. Me sentía muy frustrada, muy impotente. En el hospital los acompañantes no me podían dejar sola ni un momento porque podía salir de la cama, y podía tener al bebé en brazos, pero no moverme con el niño encima. Ni un poquito. Esa sensación de los primeros días me acompañó varias semanas y era mucho peor que haberme operado o no haber podido parir naturalmente.
Del hospital sales en 2 o 3 días y las grapas te las quitan poco a poco a lo largo de los diez o quince días siguientes. Puedes ducharte; yo lo hacía con el apósito, el agua lo ablandaba, y al salir me lo quitaba, me ponía clorexidina y un apósito nuevo. Hay quien recomienda dejarla al aire, pero a mí me picaba y me dolía.
El cuerpo, con cesárea o parto natural, se queda fofo una temporada. La cuarentena como mínimo. La barriga se «encoge» gradualmente. La contracción paulatina del útero duele un poco; si das el pecho duele más, pero se pasa más deprisa.

Los primeros días del bebé:

¿Es duro criar un bebé? Seguro que te han dicho que no se duerme. Te pongo un ejemplo. Vamos a imaginar al recién nacido más fácil de cuidar del mundo. Está muy sano, y come bien entre 8 y 12 veces al día a intervalos regulares. Entre que coma, cambiarle el pañal después y acunarlo un momentito se te va, redondeando, casi una hora por cada toma. Si toma pecho es más lento comiendo, y puede que coma más a menudo; si toma biberón, tienes que mezclar y limpiar biberones y quitarle los gases. Mancha bastante ropa. Sí, como lo ves: solamente mantener vivo a un lactante que no te está pidiendo que lo distraigas ni lo consueles es un trabajo a jornada completa. Añade consolar y distraer y ya tienes un trabajo a jornada completa y algo extra de propina. Añade un imprevisto, una mala noche, una enfermedad y ya tienes dedicación exclusiva.
Con semejante nivel de exigencia, mi manera de ir llevando la casa y mi vida sin morir en el intento es priorizar. Primero el niño, luego comer yo y luego dormir yo. Todo lo demás, pero todo, puede esperar a eso. Con la casa, igual. La mía funciona con tres prioridades:

  1. Empieza por limpiar los cacharros de la cocina. Lavavajillas vacío. Ya.
  2. La mesa en la que comemos tiene que estar vacía.
  3. Hay que poner una o dos lavadoras diarias, ni más ni menos.

Priorizar también evita el efecto «elniñosehadormidoytengoveinteminutoslibresohdiosmíonosépordóndempezaryahoraquéhago».
Sobre lactancia hay mil webs y libros, yo solo te voy a dar un consejo que he oído varias veces pero que no recuerdo haber visto por escrito. Dar de comer «a demanda» no es literal. Tómalo como que el niño no debe esperar a la comida y una vez que empieza, déjalo todo el tiempo que quiera. Pero más allá de ahí, puede interesarte que coman antes de pedir. Con bebés dormilones o de hábitos nocturnos, en la cuarentena debes despertarlos para comer cada dos horas como mucho, durante el día, contadas no como intervalo sino desde el momento que empiezan. Así te aseguras de que comen suficiente y de que de noche están cansados. Estas dos horas se pueden ampliar a tres o tres y media en los meses siguientes a la cuarentena. De noche no suele hacer falta porque es raro que duerman mucho seguido. Un bebé  muy dormilón y de hábitos muy diurnos hará a lo mejor un despertar de madrugada (de 2 a 3) y otro por la mañana temprano (de 5 a 7), y cuando tenga dos o tres meses con suerte eliminará uno de ellos y podrás dormir dos trechos de tres o cuatro horas cada uno. Como digo, eso será si tienes mucha suerte.
Sobre la ropa que necesitas, insisto en que no rechaces ninguna herencia de un primito o similar, pero compra lo justo. Las tallas del primer año son: recién nacido también llamada «primera puesta» o «primera postura»; 1 mes que dependiendo del caso será la primera que use porque la de recién nacido sea demasiado pequeña; 3, 6, 9 y 12 meses. Las tallas de Zara se venden como intermedias, por ejemplo 3/6, y son un poco pequeñas: la talla 3/6 puede quedarle perfecta a un niño de 3 meses. Algunas marcas usan centímetros: 50 es recién nacido pequeñito, y luego van 56, 62 y 68.  Si te gustan los conjuntitos «de vestir», piensa que crecen muy rápido, así que te basta y te sobra con uno o quizá dos conjuntos por cada talla. No te va a dar tiempo a ponérselos más veces. No compres ropa de recién nacido muy chiquitita a menos que sepas por las ecografías que seguro, seguro, va a ser un bebé pequeño: se le queda pequeña enseguida y no pasa nada si usa ropa un poquito grande durante dos semanas.
Si te preocupa saber por qué llora, que le pasa, tú tranquila. En días o semanas aprenderás a distinguir sus necesidades y él irá modulando sus maneras de protestar. Cuando mi bebé y yo completamos la cuarentena yo distinguía llanto de hambre, de impaciencia (por ejemplo, cuando estaba en el baño y se hartaba), de aburrimiento o cansancio (al principio eran casi iguales), y un quejido discreto cuando quería chupete. También hay veces que llora y no sé por qué; para eso lo mejor es ir probando cosas en un orden. ¿Está sucio? ¿Le molesta algo? ¿Frío, calor? ¿Quiere cambiar de lugar, de la cuna a la silla o a la alfombra? y así. Al principio te agobias, pero de verdad que luego no es tan complicado. Sí es pesado cuando tienes claro que lo que quiere es atención y tú no puedes en ese momento, pero seguro que te vas a dar cuenta.
Seguramente alguien te diga que el principio es lo peor y que todo mejora. Es verdad, si no se te pone enfermo. A mí me animaba pensar en algunos momentos claves del desarrollo y en las cosas divertidas o bonitas. Al principio son muy frágiles y además es difícil ver si se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor o no. Empiezan a fijarse más en las cosas que les rodean y a mirarte a la cara de una forma clara a partir de dos o tres semanas. Al final de la cuarentena empieza a parecer menos frágil, ya se distingue una queja (aburrimiento, sueño, que quiere el chupete) de un llanto, y empieza a sonreír y hacer ruiditos. Alrededor de los dos meses notas que le gusta que juegues con él y se fija en objetos de colores. Señalo estos momentos porque estaba impaciente por llegar a ellos, y poder relacionarte con el niño es lo que compensa las obligaciones y el poco dormir.
Planeta Bebé es un lugar caótico, blando y lleno de manchas. Vivir en él es muy difícil a veces, otras rutinario y otras muy divertido. Bienvenida.
 

2 comentarios sobre “Trucos y consejos para aspirantes a madre: en Planeta Bebé.

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