Un dato conocido por quienes estudian violencia entre parejas es que el embarazo dispara las posibilidades de que la pareja de una mujer la agreda. El embarazo de la mujer suele desencadenar o empeorar un ciclo de violencia. Hay muchos motivos para ello, dado que el nacimiento de un hijo puede desestabilizar una relación, cuanto más una tan tensa y frágil como las basadas en la dominación. Esto puede ocultar una realidad: el embarazo también es un elemento de control de la mujer maltratada. En inglés se llama reproductive coercion a un aspecto de la VG: obligar a la pareja a tener hijos, o impedírselo contra su voluntad. Podemos llamar a esto coerción reproductiva, porque si hablamos de «violencia reproductiva» puede confundirse con «violencia obstétrica» (la ejercida por el sistema sanitario) o con la ejercida por instituciones públicas.
No es que los maltratadores no deseen ser padres. Eso para este caso es irrelevante, unos quieren serlo y otros no o les da igual. Lo importante en estos casos es que el maltratador desea controlar a la mujer y por ello un embarazo puede ser un medio de tener a su pareja sometida. Los agresores pueden utilizar estrategias como el chantaje emocional, con insistencias del tipo «si me querrías tendrías un niño conmigo»; sabotear la anticoncepción, estropeando o no poniéndose preservativos; o violar a su pareja.
La mujer embarazada que ya sufría de maltrato anteriormente está en una posición especialmente peligrosa. Arriesga su posición o su acceso al mercado laboral, y por lo tanto su posible independencia económica, y los hijos son legalmente de los dos por lo que tendrá con su agresor un vínculo permanente y obligaciones respecto a él incluso si se separa o divorcia. Los agresores no tienen por qué ser conscientes de todo ello, pero son factores que deben tenerse en cuenta.
¿Y la situación contraria, el agresor que impide a su pareja tener hijos? No se considera maltrato si un hombre no quiere ser padre, ya que es una decisión común de la pareja. Hablamos de coerción reproductiva o maltrato en caso de aborto contra la voluntad de la mujer (provocado mediante violencia física, amenazas, chantaje o engaño), o esterilización forzada.
No es nada fácil romper con una pareja que te maltrata. Con hijos en común, puede ser imposible. Así que esta es una razón más para salir de una relación abusiva cuanto antes.
A mi hermana la golpea su marido ,tienen una hija en comun ,el homhre es obsecionista con ella y la verdad tiene limitada para ver a la familia ,le abrieron un caso que tocaba a su hija pero ella esta cegada ,le cree mas a su marido que a la niña.
Hola soy madre de 4 niños 3 de un anterior compromiso y 1 de mi actual pareja yo no quiero tener más hijos pero el dice q quiere 3 y se molesta mucho al saber q no quiero embarazarme nuevamente… ¿esto también se llama coerción reproductiva?
No soy psicóloga ni abogada así que no puedo opinar sobre un caso concreto, pero diría que depende de qué significa «se molesta». Te grita, te intimida, te amenaza, hace cosas que te dan miedo? Entonces sí.
Mi opinión personal es que tu pareja debería entender que cuatro embarazos son bastante tralla para un cuerpo y debería disfrutar de lo que ya tenéis en común.
A mí quienes me presionan y chantajean para no tener un segundo hijo, son mis padres. Me dicen que si me quedo embarazada, me echan de su casa mediante litigio judicial, con el niño que ya tengo y el que estuviera por venir. Ahora que ya no vivo con ellos (me fui con mi hijo), me dicen que ojalá no me vuelva a quedar nunca embarazada, y que si lo hago, no cuente con su ayuda porque no van a ser mis criados. Sin embargo, mi hijo queda con ellos por las tardes a petición de ellos. Dicen que no pueden vivir sin el niño y que en ninguna guardería estará mejor que con sus abuelos. El perro del hortelano: ni come ni deja comer.