
En ocasiones me encuentro con divulgación histórica sobre la vida cotidiana con frases como que antes las mujeres «solo» trabajaban en la casa (es decir, como he explicado aquí, hacían de todo menos limpiar, es lo que tiene hilar, tejer, coser, cocinar y conservar alimentos además de cualquier otra tarea productiva considerada familiar, como recoger las cosechas) y también que tenían docenas de hijos. Y sí, a veces te encuentras familias muy numerosas, pero ¿nunca te ha sorprendido que en ficción sean una rareza?
Sí es cierto que se tenía el primer hijo a edades más tempranas, pero más que familias muy numerosas, había más familias que tenían varios hijos. No era tan frecuente tener muchos, y menos cuanto mayor fuera la clase social. Tiene sentido: si vives de las rentas, tienes que dividirlas entre tus herederos, pero si trabajas para vivir, cada hijo es un aporte potencial a los trabajadores de la familia. Eso sí, mientras no lo fueran, era una boca que alimentar. Y las mujeres de tiempos pasados podían (y de hecho tenían) miedo a morir en el parto, así que tampoco afrontaban ese supuesto hijo anual ni con alegría ni con resignación, y hacían lo que podían para tener menos. Podemos intuir esto cuando Lady Catherine de Bourgh habla con Elizabeth Bennett, se entera de que tiene cuatro hermanas y se escandaliza. El narrador también se ve en la necesidad de por qué han tenido tantas niñas: porque iban buscando el heredero varón.
¿Por qué las mujeres de tiempos pasados no tenían, por norma, un hijo al año desde el matrimonio a la menopausia? En primer lugar, el estrés, el hambre, la desnutrición dejan a las mujeres temporalmente estériles. También retrasan la pubertad. Un mal año, una sequía, una enfermedad, pueden suponer un hijo menos. Esto no es muy significativo en los personajes de clase más alta, pero en las obreras sí, y una joven Mrs Bennett o Mrs Dashwood bien pudo tener una infección o un año de mala salud que las dejaran fuera de combate unos meses.
Además, el 25% de los embarazos acaban en aborto espontáneo. De esto las mujeres solo nos enteramos cuando nos pasa, porque en la sociedad moderna no se nos cuenta. En el año 900 o 1800 igual creían que se les había retrasado la regla cuando perdían un embarazo en la sexta semana. No sabemos qué pensaban, porque de cosas de mujeres no se escribía. Por eso mismo, puede ser que todas se contaran entre susurros cuál era la que controlaba de hierbas, y tú aquí sin tener ni idea de que el aborto químico es antiguo como la primera mujer que no quiso estar embarazada y comió una gran cantidad de algo que ella sabía que era venenoso. Una sorpresa que te llevas cuando estás embarazada y te gustan las infusiones es que en suficiente cantidad, casi todo puede ser un abortivo. Tomillo. Salvia. Hierbabuena. Canela.
Por otra parte, no es fácil tener un hijo al año. Es posible, pero la naturaleza humana tiende a distanciarlos por lo menos dos. Un embarazo dura 9 meses y la cuarentena, seis semanas. Eso significa que tienes once meses, no nueve. Si estamos en Europa, la cultura judeocristiana prohíbe el sexo en la cuarentena. Además, las madres lactantes están, en fin, muy ocupadas. También se dice que la lactancia bien hecha (tener el bebé enchufado a la teta, pero de verdad, muchas veces al día y por la noche) sirve como anticonceptivo natural. Supongamos que solo funciona la mitad del tiempo: es algo. Cuentas con un niño cada dos años, no cada año. Hay que tener en cuenta que la leche materna es lo único con lo que cuentas SEGURO si vienen mal dadas, así que la lactancia duraba años, en parte porque no había más remedio.
¿Te estás preguntando por anticonceptivos? Los métodos más frecuentes antes de la píldora se asume que eran la marcha atrás y las camas separadas, es decir, la abstinencia. No sabemos si practicaban alguna versión de Ogino. Seguramente sí. ¿El sexo oral o anal no? A juzgar por la pornografía/ la literatura erótica de tiempos pasados, no tanto. Algo había, pero realmente no formaba parte de las opciones más comentadas. Y los preservativos? Había desde hace muchísimo tiempo, pero los hombres que tienen relaciones sexuales con mujeres pasaron muchísimo de ellos hasta que cogieron el concepto de que ellos también podían morirse de SIDA. Eso podemos fecharlo a finales de los 80, aproximadamente.
Por terminar con el repaso histórico, hubo dos grandes cambios en la fertilidad de las mujeres. El que controlaron las familias fue comprobar que no se te iban a morir casi todos los hijos, debido a la revolución agraria y a mejoras sanitarias, desde finales del siglo XVIII. El segundo lo controlamos nosotras: la píldora, desde los años 60 en adelante.
¿Cómo podemos intuir esto en algunas novelas clásicas? Orgullo y prejuicio es un buen ejemplo porque tiene muchas familias. Los Bennett se dedican a buscar hijos, con premeditación y entusiasmo, hasta que llegan a la quinta niña y deciden parar. Si suponemos mínimo dos años entre niña y niña, quizá alguno más, Mrs Bennett tiene más de treinta cuando nace Lydia. Los Bennett duermen en camas separadas, quizá habitaciones separadas. O simplemente se abstienen. Los Bingley (muertos antes del comienzo de la acción) tienen dos hijas y por último un hijo, y hacen Lo Prudente: ya tienen un heredero, así que ya no más. ¿Por qué los pobres tienen tantos hijos? Porque viven todos en una habitación… y no saben controlarse. ¿Por qué los ilegítimos e hijos de madre soltera, como Wickham, son hijos únicos? Porque las madres solteras pasan hambre, no tienen más hijos, o se mueren ellas o los bebés. La última familia digna de comentario es la de Darcy. ¿Nunca te ha sorprendido que un adulto huérfano y bien educado, criado por sus padres, no por algún tutor, tenga una hermana de dieciséis años que no ha conocido apenas a los padres? Darcy tiene 27 o 28. ¿Qué pasó en medio y por qué no nos lo cuentan? Porque si eras una lectora contemporánea, o si eres una mujer moderna que ha tenido alguna experiencia de embarazos difíciles, sabes que casi seguro que en medio hubiese abortos espontáneos o alguna muerte de bebés. Darcy o no lo sabe o no habla del tema: de esas cosas no se habla en público.
En realidad, ahora tampoco. Pero bueno, ya sabes un poco más sobre la anticoncepción antes de los preservativos, y por qué es muy válido escribir ficción histórica en la que las familias, sobre todo las ricas, tienen pocos hijos.